El Directorio y el quinteto de "La Razón"
Desde que el 20 de enero de 2009, una empresa desconocida de falso aroma japonés, Akaishi Investments, compró en Barcelona las primeras acciones del grupo español PRISA en Bolivia, muchos (nunca los suficientes) nos veníamos preguntando quién movía los hilos detrás del diario “La Razón” o de la empresa televisiva ATB.
Poco a poco, la verdad sanadora va mostrando su faz.
El “hachazo” del 1 de julio de 2020, es decir, el drástico recorte de personal en el periódico de Auquisamaña, ha partido en dos la historia de ese medio impreso. El pacto de silencio que sometía a sus trabajadores se va diluyendo con la misma fuerza con la que la directora Claudia Benavente echó a la calle vía internet a 97 trabajadores que se negaron a negociar su salida al rehusarse a morder el anzuelo extra-legal del 19 de mayo. Para ellos, el desempleo y el lento goteo de sus finiquitos; para ella, el control espurio de una empresa de 30 años, precipitada a la ruina en un par de semanas.
Se reúnen
Abrimos la rendija. El 25 de abril de 2019, diez años después de que Carlos Gill Ramírez, empresario venezolano-paraguayo-español, adquiriera “La Razón” de manos de sus ex propietarios españoles (PRISA), tuvo lugar en La Paz una reunión rutinaria del Directorio. Se comenzó aprobando el orden del día de cuatro puntos: presentación de los estados financieros a marzo de 2019, informe sobre la venta de terrenos en Santa Cruz (avenida Banzer), discusión del Presupuesto 2019 y revocatoria y otorgamiento de nuevo poder general al gerente de la empresa Armando Ortuño Yañez.
¿Quiénes asisten a la cita? De acuerdo al acta se trata de cinco personas: el propio Carlos Enrique Gill, su compatriota y tocayo Rafael Enrique Abreu Anselmi, la comunicadora Sandra Aliaga Bruch, el hasta hace solo seis meses, aquel día, renunciante vicepresidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), José Luis Exeni Rodríguez y el cientista social Ernesto Pérez de Rada. Éste último es el único director suplente. También está en la mesa la síndico de la sociedad, Ana Andreé Michel López. Preside la sesión el mismo Gill. Exeni lo secunda como secretario.
Al parecer la única decisión destacable de aquel día (punto 4 del orden del día) fue ampliar la capacidad de acción del gerente Armando Ortuño Yañez a fin de pueda ejercer un máximo de 258 mil dólares mientras dure el poder conferido. La entrega efectiva de esa capacidad se produjo el 14 de agosto de 2019. Tres meses más tarde, la encargada del trámite, Sandra Aliaga, fallecería a consecuencia de un infarto. Los papeles a los que accedimos muestran además que Ortuño habría renunciado antes al directorio para ser nombrado gerente en 2017.
En la junta de accionistas, la máxima instancia del consorcio denominado “Inversiones Grupo Prensa” (IGMC) se sientan, hasta donde nos permite ver la información obtenida, Alejandro Antezana Salvatierra, en nombre del hiper-mayoritario Gill (99.7%) y Marcelo Hurtado Sandóval, en representación de una mínima porción (0,2%) bajo el rótulo de “Inversiones en Radiodifusión SA.”.
De esa junta de accionistas depende la elección de los miembros del Directorio. Por ejemplo, en 2017, los dueños de “La Razón” designaron en esa instancia a Carlos Gill, Mauricio Eloy Etienne Solares, Rafael Enrique Abreu Anselmi, Sandra Aliaga y José Luis Exeni. Esta lista, que precede en dos años a la anterior, tiene a Exeni, aún en funciones dentro del TSE y a Etienne, socio constructor de Gill en negocios como el teleférico de las ciudades de La Paz y El Alto.
Hallazgos
1. La primera revelación es la presencia de René Marcelo Hurtado Sandóval en la junta de accionistas de “La Razón”. El hombre fue detenido el 3 de enero de 2020 acusado de legitimación de ganancias ilícitas. Su nombre atraviesa tres medios de comunicación vendidos y reconvertidos durante la gestión de Evo Morales: “La Razón”, ATB y PAT. En diciembre de 2019, Hurtado le dijo a los periodistas: “No tengo ninguna participación societaria laboral ni de ninguna índole” con las empresas de Carlos Gill. No era verdad. Aún con el 0.2% del diario de Auquisamaña, es evidente que Hurtado le sirve al empresario de las tres nacionalidades para cumplir el requisito de contar con, al menos, tres accionistas. El otro porcentaje aún más pequeño (0,003%) corresponde al periódico “Extra”.
2. El segundo dato relevante es que si las personas designadas en el Directorio reflejan, de algún modo, las preferencias del dueño en el plano operativo, está claro que tres de los cinco directores, que ahora conocemos, fueron nombrados directamente por Gill; a saber, él mismo, Abreu y Etienne.
Los otros dos tuvieron que emerger de instancias más locales. Nos referimos a Exeni, Aliaga y Pérez de Rada (el director suplente). Lo mismo puede decirse de Ortuño, también director antes de asumir la gerencia. ¿Qué tienen en común estos nombres? Sin duda alguna, su afinidad de larga data no solo con el gobierno del MAS, sino sobre todo con el entonces Vicepresidente Álvaro García Linera. Con ello, queda convalidada una de las hipótesis del libro “Control Remoto”, escrito en 2014 por Raúl Peñaranda.
AGL, el segundo a bordo del Estado Plurinacional, gozaba de influencia directa en “La Razón”, hecho que se refuerza cuando en 2010, Claudia Benavente ocupa la dirección del medio. El quinteto Exeni, Aliaga, Pérez de Rada, Ortuño y Benavente aportan suficiente carga como para inclinar la balanza diaria de “La Razón” a favor de García Linera.
Si a ello añadimos que Gill, Abreu y Etienne ocupan sus horas conduciendo negocios y no revisando titulares o columnas, el plato está servido. El hombre de las tres nacionalidades puso el dinero; el “último jacobino”, la orientación política y los contenidos. Los engranajes estaban debidamente aceitados. Al formidable aparato persuasivo hay que sumarle un derrame anual de, al menos, cien millones de bolivianos en publicidad estatal, directamente acordada entre Benavente y García Linera. De ese monto, 24 millones iban a la sobrecargada nómina salarial de casi 300 empleados en las colinas de Auquisamaña.
Sin duda, el mayor flujo de dinero no iba hacia el diario. Gill cobraba caro el vuelco editorial de “La Razón”. Por ejemplo, sus empresas lograron rápidos contratos (sin licitación) con el estado para las obras civiles de “Mi Teleférico” o la venta de radares para el Ministerio de Defensa. ¿Alguien puede creer acaso que esa tupida red de intereses intrincados iba a tolerar un periódico ríspido y desbocado con el poder político central? Imposible. “La Razón” dejó de hacer periodismo y se transformó en una especie de gran ministerio paralelo, pesado y ciego como un rinoceronte.
3. El tercer dato relevante tiene que ver con Rafael Enrique Abreu Anselmi, el venezolano del Directorio del periódico. Aparece también en la cúpula de la Ferroviaria Oriental, otra de las propiedades de Gill en Bolivia. Es indudable que este misterioso empresario es el segundo a bordo del consorcio.
Conozcamos su historia.
Rafael y Jesús Abreu Anselmi nacieron el 16 de octubre de 1943. en la ciudad de Barquisimeto, la capital del estado de Lara, Venezuela. Cuatro años antes había llegado al mundo José Antonio, el hijo músico de esta familia de virtuosos de origen italiano, avecindada en Sudamérica.
No cabe duda de que el primogénito opacó implacablemente a los mellizos que le sucedieron. Los “morochos”, como se les dice en Venezuela a los niños nacidos en el mismo parto, gozaron de una fama muy disminuida si se la compara con la de José Antonio Abreu, su hermano mayor y fundador, en 1975, del sistema de orquestas infantiles y juveniles de su país. El maestro falleció en 2018 y a su entierro asistió toda la plana mayor del chavismo, encabezada por Nicolás Maduro Moros.
En paralelo, Rafael y Jesús también se hicieron conocidos cuando se produjo la quiebra del Banco Latino, el emprendimiento que impulsaron con tan buena o mala fortuna, que tuvieron que esconderse de los miembros de una comisión del Congreso que se puso a investigar el caso. En 1994, la casa del ingeniero Rafael Abreu fue allanada en busca de pistas que ayuden a procesarlo ante los tribunales. Los delitos que se le imputaron fueron "estafa continuada y agavillamiento". En 2001, ya bajo el régimen de Chávez, "los morochos" fueron absueltos por la justicia.
No cabe duda de que el socialismo chavista cambió por completo la suerte de los Abreu. En julio de 2014, Jesús se convirtió sorpresivamente en el principal ejecutivo del diario "El Universal" de Caracas, el periódico más antiguo del país, fundado en 1909. El nombramiento se dio gracias a la compra del matutino por un misterioso grupo español (Epalisticia) que pagó 90 millones de dólares por el sello periodístico.
En muy poco tiempo "El Universal" se pasó a las filas del gobierno socialista. Las pruebas son abundantes. El 17 de septiembre de 2014, Abreu decidió despedir a la caricaturista Rayma Suprani, famosa por sus trazos incómodos para el gobierno. El 14 de noviembre de 2015, el economista Ricardo Hausman, personaje muy cercano a Juan Guaidó, para cuyo gobierno paralelo ha sido aceptado como representante de Venezuela en el BID, presentó una demanda contra “El Universal” por haberlo insultado en sus páginas. Poco a poco, los 120 empleados del matutino fueron renunciando o alineándose a las nuevas directivas.
La compra de “El Universal” se hizo a pesar de que el decreto 2095 en su artículo 26 reserva para las empresas nacionales “la televisión y la radiodifusión, los periódicos en idioma castellano”. En febrero del año pasado, Jesús Abreu dejó su cargo vacante para buscar "otros emprendimientos". La conversión del diario estaba consolidada.
¿Y Rafael? El otro “morocho” expandió sus horizontes hacia el sur. Se fue con Carlos Gill. La familia ya había aprendido mucho en Bolivia. Cuando “El Universal” fue copado en 2014, “La Razón” ya llevaba un lustro en la cesta.
4. El último hallazgo de este tramo de nuestra investigación se hunde en las redes informales que hacen comprensibles las capturas de las entidades públicas o privadas. Pasemos a diseccionar al quinteto mencionado.
Claudia Benavente: Fue nombrada directora de “La Razón” tras la renuncia de Edwin Herrera, el primer designado por el propietario de las tres nacionalidades. Herrera se fue porque, según le contó a Raúl Peñaranda (2014), los representantes del dueño (los hermanos Serrate) le pidieron expresamente que incline la línea informativa del diario a favor del MAS. Benavente es amiga de García Linera desde que éste estaba preso en la cárcel de Chonchocoro. En virtud de esa relación cercana, dirigió la revista “Barataria”, creada en 2004 por Walter Chávez Sánchez, el inspirador del “Juguete Rabioso”. Sus simpatías políticas están profusamente documentadas en los programas de televisión que dirigió hasta 2019.
Sandra Aliaga: Fallecida en diciembre de 2019 y dotada de una simpatía desbordante, Aliaga fue militante del Partido Comunista de Bolivia (PCB) desde su etapa universitaria en la Católica. Fue directora de informaciones en los gobiernos de Siles Zuazo (1982-1985) y Carlos Mesa (2003-2005). A partir de la realización de la Asamblea Constituyente, se fue adhiriendo con discreción al oficialismo. Enterado de su muerte, su ex camarada de partido, Remberto Cárdenas escribió un homenaje en la edición virtual del Semanario Aquí. En éste se puede leer el siguiente párrafo memorioso: “La amiga a la que despedimos, con mucha tristeza, apoyó al llamado proceso de cambio. Ese respaldo al gobierno caído hace días, los últimos años nos distanció a tantos actores de la política, aunque personalmente jamás con Sandra, lo que podría ser materia de otras notas”. Cuando ocupó un asiento en el directorio de “La Razón”, Aliaga se convirtió en la invitada frecuente del espacio televisivo “Piedra, Papel y Tinta”, dirigido por Benavente y patrocinado por “La Razón”. Allí fingía sin mucho éxito neutralidad en el análisis.
José Luis Exeni: Con respecto al ex vocal, ex presidente y ex vicepresidente del TSE, José Luis Exeni, estamos ante uno de los hombres de más confianza de García Linera. Llegó a la sala plena del organismo por decisión expresa de Evo Morales en los primeros años azules. Luego regresó por méritos acumulados, pero también por instrucciones partidarias de la bancada del MAS. Su labor como experto en elecciones estuvo tan consagrada al MAS, como lo estuvo antes al gonismo cuando trabajaba por recomendación de Carlos Toranzo en Impuestos Internos, el despacho encargado de la Capitalización o la oficina de la Participación Popular. Tuvo varios momentos laborales en la propia Vicepresidencia, pero también en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), espacio de investigación académica fuertemente anclado a García Linera en los últimos años.
Armando Ortuño / Ernesto Pérez de Rada: Ortuño y Pérez de Rada fueron investigadores del PNUD. Sus perfiles profesionales no guardan relación alguna con la actividad periodística. Un asunto a debatir en el país es la adscripción activa de ciertas agencias de cooperación externa al poder político de turno. Es el caso del equipo encargado del Informe de Desarrollo Humano (IDH). Las publicaciones producidas por esa instancia se suelen alinear de manera discreta a las agendas y discursos del Poder Ejecutivo. La misma continuidad de las iniciativas de la cooperación internacional depende en gran medida de la venia de las autoridades. El meollo de esta conexión son los fondos disponibles asignados por Naciones Unidas a cada país. El destino del dinero y su conversión en discursos de legitimación oficial con sello de prestigio mundial, es el pegamento entre las burocracias de Calacoto y la plaza Murillo.
Estos dos miembros del directorio de “La Razón” deben su ingreso a dicho ámbito privado por su demostrada lealtad con el poder instalado desde 2006 en Bolivia. Sus intervenciones públicas y sus escritos, todas registradas, los pusieron en sintonía constante con el “proceso de cambio”.
Pablo Rossell, gerente de “La Razón” entre 2015 y 2017 ostenta el mismo sello de intelectual calculado. Sin embargo él decidió destrabar de una vez por todas todos los frenos. En 2019 saltó explícitamente a la vida partidaria cuando aceptó fungir como vocero del programa de gobierno del MAS.
Un verdadero catálogo de esta forma de pensar la vida académica fingiendo miopía o despiste es la lista de autores del sitio “Bitácora Intercultural”, la revista que intentó hermanar la Vicepresidencia, el TSE, el PNUD y la cooperación sueca, activa y generosa donante de tales iniciativas. La nómina consigna casi todos los rostros de la filosofía cortesana en la Bolivia plurinacional.