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Los herederos


El miércoles 21 de noviembre de 2018, la cortina que faltaba, terminó por descorrerse. Al fin podemos terminar de iluminar la historia completa de Carlos Palenque, su familia y su partido político, un trío indisoluble.


En radio “Deseo”, María Galindo y Yolanda Mamani entrevistaron a Sayuri Loza, la única hija de Remedios Loza. Fue el día en que se confirmó lo que muchos conocían por rumor: en la década de los 70, Carlos Palenque y Remedios Loza fueron pareja y tuvieron una hija, la maravillosa Sayuri.


Veintitrés días más tarde, la mujer que paseó sus polleras por primera vez en un parlamento boliviano fallecía aquejada por un cáncer en el estómago. Ese día, el 14 de diciembre, Sayuri quedaba completamente huérfana, aunque fortalecida por una verdad final que muchos ciudadanos anhelaban ver confirmada.


Solo quienes alcanzaron a comprender las claves del “fenómeno Palenque”, aquilataron el valor de aquel dato soltado inesperadamente aquel 21 de noviembre. Estamos ante un proceso político en el cual lo familiar jamás estuvo separado de lo público, y en el cual lo íntimo jugó un papel central en la definición de las legitimidades. Conciencia de Patria (CONDEPA) fue un partido abiertamente familiar, casi dinástico, el primer intento organizado en el país de mezclar a fondo afectos y convicciones, abrazos e ideales.


La historia



Carlos Palenque Avilés nació en La Paz el 28 de junio de 1944. Sus casi 53 años de vida, hasta la tarde del sábado 8 de marzo de 1997, abarcaron la dura transición entre la Revolución Nacional y el advenimiento de la democracia. Palenque jugó un papel vital, primero, en la construcción de una nueva identidad nacional, labrada desde el folklore, y después, en la apertura del juego político electoral a la vestimenta, la comida, las tonalidades musicales del aymara y la orgullosa bolivianización de lo indígena. Palenque le dio nuevos bríos al nacionalismo que conquistó el poder en 1952, sumando los nuevos rasgos aportados por la primera generación de mestizos e indígenas ajena ya a la servidumbre feudal.


Tras haber participado con éxito en dos festivales musicales en la Argentina, el charanguista Carlos Palenque le propuso a su compañero de cuerdas, Pepe Murillo, que ambos dejaran sus empleos y se dedicaran por entero a la actividad artística. Murillo cuenta en su libro “Memorias” (2018) que Palenque lo visitó en su lugar de trabajo, el Bank of America, en La Paz, para plantearle la idea. “Ya habíamos participado y ganado festivales internacionales, así que adelante”, habría dicho Murillo. Palenque trabajaba en ese entonces en el Ministerio de Economía.


La aventura de vivir enteramente del arte no resultó tan alentadora en un principio. Murillo cuenta en su libro que el folklore boliviano aún no había conquistado el gusto confeso del público. Cuando Palenque y Murillo eran contratados para tocar, se les recomendaba que excluyeran la música “muy popular” y que se conformaran con zambas y boleros. Sin embargo, desoyendo los pedidos, este talentoso dúo a sueldo terminaba interpretando lo que más les gustaba, es decir, cuecas, huayños y taquiraris. “Pucha hermano, yo creí que se iban a molestar y que no nos iban a pagar”, le comentaba Murillo a Palenque, el cual habría respondido: “no te preocupes hermanito, se les ha salido el indio”.


Pepe y Carlos forman primero el grupo “Los dos Caminantes”, cuyo primer disco sencillo aparecería a la venta en 1966. Al año siguiente, a propuesta de Palenque se une al conjunto Reynaldo Peñarrieta Sardón, más conocido como Tito. Surgía el trío más importante de la historia del folklore boliviano.


Aquella decisión de dejar su vida de burócratas fue plenamente recompensada. Juntos, “Los Caminantes” se transformaron en exitosos empresarios cuando en 1967 abrieron la segunda peña folklórica de La Paz, la famosa “Kory Thika”. Allí la gente comía, bebía, bailaba y aplaudía a los cada vez más numerosos grupos musicales del país. Esa peña completó una década de lucrativa existencia.


Palenque, Murillo y Peñarrieta recorrieron escenarios diversos en el país y en el mundo.


En 1968 tocaron en uno de los museos de la Fundación Smithsonian en la capital estadounidense y lo hicieron también en Nueva York.


En 1969 en Buenos Aires, Argentina, Montevideo, Uruguay, y Quito, Ecuador, donde ganaron el trofeo “Rumiñahui de oro”.


En 1970, el Perú y Paraguay les abrieron los brazos.


Un año después volvieron con impulso al norte argentino y en 1972 cantaron en el Festival de Agua Dulce en Lima, la capital peruana.


Ese año, “Los Caminantes” toman la decisión de separarse. Para ello dividen su extenso patrimonio. Para entonces, Tito ya se había alejado del grupo, reemplazado por Percy Bellido. Éste último se une a “Los Chaskas”, Murillo inicia su carrera como solista y se queda con la peña, la cual cerraría sus puertas en 1978. En 1966, a sus 22 años, Palenque se casó con Marta Yanguas de solo 17 en la iglesia de María Auxiliadora. De la unión, nacería Verónica, la hija mayor del músico (foto).


Tras la disolución de "Los Caminantes", Palenque decide dar un giro contundente a sus aspiraciones; deja la música y se aventura por el camino de la radio. El programa “Sabor a Tierra” que “Los Caminantes” dirigían desde 1968, primero en radio “Chuquisaca” y después en radio “Illimani”, la emisora del Estado, queda a su cargo. El espacio diario de mediodía ya contaba con dos reemplazantes para Murillo y Bellido: Remedios Loza Alvarado y Adolfo Paco Flores, la primera, solo 5 años menor, y él, tres años mayor que Palenque. Nacía el equipo que 8 años más tarde, en 1980, fundaría el programa “La Tribuna Libre del Pueblo”, en radio propia, bautizada como “Metropolitana”.


En efecto, según le contó Paco al periodista Fredy Valle del programa “QD Show”, la emisora que Palenque adquirió el 21 de abril de 1980 fue comprada con los aportes de los tres. “Él era bastante ahorrativo, por no decir otra cosa… radio Metropolitana costó en ese entonces 80 mil dólares, era harta plata. Él tenía 30 mil ahorrados, yo me presté 15 mil del Banco Mercantil, Remedios igual, otros 15 mil, él tenía un buen auto, lo vendió y con eso completamos. No eran acciones, nos prestamos plata para darle al Compadre. Imagínate si nos iba mal, vas a ir a San Pedro a tejer kusillos, nos decía él”, sostuvo Paco en esa extensa entrevista difundida en julio de 2017.


El éxito de radio “Metropolitana” llegó casi de inmediato. Los prestamistas del Banco Mercantil no solo liquidaron su deuda en los siguientes meses, sino que vieron crecer sus ingresos de un modo inesperado. Palenque y su equipo comenzaron a competir con las grandes empresas radiofónicas de ese tiempo como Radio Panamericana y “Nueva América”. Tras una breve interrupción de 15 días a raíz del golpe de estado del 17 de julio de 1980, la radio “popular” empezó a copar los horarios estelares. Adolfo Paco recuerda que su primer acierto fue dejar de lado los libretos para comenzar a hablar libremente. “Antes hasta para toser se escribía”, bromea. “Decidimos que no vamos a decir nada contra el gobierno, porque era un gobierno sanguinario, no se hablaba nada de protestas, todo era social, se empezó a ganar muchísima plata, la publicidad era fuerte”, recuerda Paco con Fredy Valle.


Palenque había encontrado una veta de oro. La audiencia que hasta ese momento solo había sido atendida marginalmente por las radios en aymara, encontraba una opción más completa. “Metropolitana” portaba los rasgos indígenas de la identidad rural, de la cual provienen los migrantes, pero los combinaba con otras síntesis atractivas y modernas como el folklore, la crónica roja, la narrativa familiar, el mariachi, la cumbia y la fiesta.


Paco recuerda bien a los primeros auspiciadores: “Carnicería La Florita, Domingo Zapata y perfumería Itala”. Luego llegarían las grandes empresas, atraídas por la conformación de un mercado de consumo ampliado.


En los años en los que “Metropolitana” daba sus primeros pasos, nacía la segunda hija de Palenque, Sayuri, cuya madre, Remedios Loza, ya se había convertido en su mano derecha cerca o lejos de los micrófonos. Esta paternidad quedaría en absoluta reserva durante las siguientes cuatro décadas.


Pleitos por el dinero


Adolfo Paco ha destapado otro dato fundamental. En su entrevista con “QD Show”, el ex conductor de “Sábados Populares” revela que el conflicto por los cuantiosos ingresos de la radio y después del canal de televisión siempre estuvo latente entre Palenque y él. “En un solo día yo facturaba mi sueldo mensual”, asegura. Paco habría ganado por entonces, finales de los 80 y principios de los años 90, un salario de 900 dólares, pero los ingresos que él ayudaba a generar oscilaban entre 30 y 40 mil.


“En determinado momento el Compadre no fue tan justo conmigo, era un cariño muy fuerte entre los dos, pero en el tema económico, nunca me dio lo que yo merecía ganar, yo sabía lo que producía, pero él no me pagaba”. Esa es la confesión más importante de Paco 20 años después de la muerte de su jefe. La tensión llegó al umbral del pugilato cuando Paco decidió renunciar a los medios tras haber firmado un contrato con Raúl Garafulic Gutiérrez, propietario del canal de la competencia, ATB. Éste empresario le ofreció un salario de 5 mil dólares mensuales, un automóvil y un pago extraordinario de 10 mil por aceptar el cambio.


Con la decisión de separarse ya tomada, Paco ingresó al despacho de Palenque; “¿Cómo es jefe? Tú vas a seguir siendo mi jefe toda la vida”, le habría dicho el renunciante. “No vengas con macanas, ¿quieres ser millonario?, ¿quieres tener plata? ¿quieres ser burgués?”, habría sido la reacción, a lo cual Paco habría dicho: “Sí, si en este instante tú te mueres, yo quedo en la calle, ¿vos crees que tus hijos me van a recibir como tú me estás recibiendo?”. Comenzó entonces una agria discusión: “esto me has hecho, esto ha pasado, así me has pagado, se paró, me paré para escaparme, no para entrar en pugilatos, me agarró, cerré los ojos, me abrazó, me lloró, yo te quiero mucho Adolfo, yo también… Te voy a mejorar, cuánto quieres ganar, 2.500 dólares, 3.000, salí aliviado”.


Paco regresó con Garafulic para cancelar su contrato. El pacto con Palenque volvía a reafirmarse y se tornaba más sólido. La historia ilustra bien el dilema: el empresario folklorista tenía dos familias, la que forjó en el trabajo con Remedios y Adolfo, y la que alternadamente se fue haciendo espacio en su vida íntima, sus sucesivas esposas y sus seis hijos. Entre ambos grupos se gestaba un choque que estallaría virulentamente en 1997, año de la muerte del ex Caminante.


Durante los primeros años de “Metropolitana”, Carlos Palenque se casa con María del Pilar Monroy, más conocida como Mapi. Con ella tiene dos hijos, Carlos y Adriana. Ese núcleo familiar dura muy poco tiempo, casi el indispensable para dar lugar a los dos nacimientos, porque en 1984, el ex charanguista conoce a Mónica Medina Téllez, con quien se casa un año más tarde. Ella se transforma en la cuarta integrante de la “Tribuna”, el elenco está completo. Se acerca el momento de dar el salto a la política, la tercera fase en la vida de Palenque.


1988: el año de la clausura


Con el equipo de la “Tribuna” consolidado y con una supremacía estable en las preferencias radiales y televisivas, Palenque enfrenta, casi sin proponérselo, una ofensiva gubernamental inesperada. Tras una entrevista al narcotraficante Roberto Suárez Gómez, el gobierno de Paz Estenssoro decide en 1988, cerrar por un año las emisiones del sistema de Radio y Televisión Popular (RTP). El hecho desencadena una reacción sorprendente para quienes no estaban al tanto de la fuerte conexión emocional entre Palenque y su público.


En medio de una concentración humana pocas veces vista, en junio de 1988, con los medios ya silenciados, Palenque acepta organizar un partido político, Conciencia de Patria (CONDEPA) y colocarse como aspirante a las elecciones generales de 1989. Obtendría el cuarto lugar y la mayor cantidad de votos en el departamento de La Paz. Su éxito quedaba registrado en las estadísticas electorales.


El año de la clausura, el matrimonio entre Palenque y Medina presenciaba el nacimiento de Jorge Luis, y tres años más tarde, el de Ana Carolina. El Compadre ya tenía seis herederos concebidos por sus cuatro amores sucesivos.


Cuando Carlos Palenque se disponía a candidatear por tercera vez a la Presidencia, sobreviene su muerte repentina. Aquel sábado 8 de marzo, su corazón se paraliza. La crisis es completa. Meses antes los esposos habían decidido divorciarse, con lo cual además terminaban dividiendo el partido. Un grupo de condepistas se plegó a Mónica para dar lugar a “Bolivia insurgente” (BI), mientras el Congreso Nacional de CONDEPA proclamaba a Palenque como su único líder.


Tras el multitudinario entierro, la familia yacía fracturada. La heredera mayor era, de acuerdo a la ley, la viuda legal, Mónica Medina, con la mitad de las acciones de RTP. La otra mitad le correspondía a los hijos, en ese momento, cinco, con la injusta exclusión de Sayuri.


Al respecto, Carlos Palenque Monroy, el primer hijo varón del ex Caminante le contó a Fredy Valle de “QD Show”, lo siguiente en septiembre de 2017:


“El Compadre, cuando se estaba divorciando, comete un error que es confiar en su gente más cercana. Confiarle dinero, confiarle bienes a su gente más cercana, a los símbolos históricos tanto de CONDEPA como del Sistema RTP. Comete el error de confiar en ellos por supuesto sin saber que se iba a morir. Trato de entenderlo a mi papá, pero también hay que ser hidalgo y decir se equivocó porque confió en gente que era de mucha confianza, pero de él y como él ya no estaba, ya esa confianza había muerto. Y esa lealtad ya no era para los hijos. Digamos que yo confío mucho en ti, y te deposito dinero en tu cuenta para que puedas cuidármelo mientras me estoy divorciando, pero yo me muero y después tú te quedas callado y no le dices a los hijos que tienes ese dinero en tu poder y lo usas para grandes emprendimientos, lo usas para comprar edificios , para comprar hoteles mientras los hijos quedan prácticamente en la calle".


La alusión a Adolfo Paco es clara e inobjetable. De pronto, ante la inminencia del divorcio con Mónica, Palenque habría optado por salvar parte de su fortuna y ello implicaba confiar en su familia “laboral”, con quienes, sin tener nexos legales ni filiales, podían evitar que sus ganancias fueran a dar a otras manos.


Han transcurrido dos décadas y media de aquella tarde de sábado. La ventaja legal de Mónica Medina se ha sostenido en estos 25 años. Tras la salida de Adolfo Paco de RTP y su pase a ATB, y la candidatura de Remedios Loza a la Presidencia ese mismo año, la viuda del ex Caminante fue tejiendo alianzas con una paciencia y tenacidad admirables. Primero compró las acciones de los hijos de Mapi y las de Verónica, luego se acercó a Paco y a Loza y terminó recuperando la amistad de Pepe Murillo, con quien armó nuevamente la “Tribuna”. A su vez, Sayuri ingresó a dirigir el archivo de RTP, con lo cual todos los herederos legales y laborales encontraron un lugar en el nuevo espacio. La abstinencia política de Mónica ayudó mucho a esta reconciliación final y aunque Carlos Palenque Monroy, más conocido como Cae, tuvo un paso fugaz por una candidatura al consejo municipal, en general, la familia ha preferido mantener una distancia saludable de la coyuntura electoral dominada por un nuevo actor dominante: Evo Morales.


En 1997 todos los fragmentos del estallido quedaron enfrentados. Verónica y Remedios se pelearon por la jefatura del partido, Paco y Mónica experimentaron una ruptura laboral, Paco y Edgar “Pato” Patiño se separaron y agrietaron el equipo de “Sábados Populares”, Remedios dijo que las heridas con Mónica todavía sangraban y la filiación familiar de Sayuri no había sido esclarecida.


Dos décadas y media más tarde, las aguas fluyen calmadas y la labor del historiador puede comenzar sin sobresaltos. Bolivia no olvida el paso de esta familia por su vida.

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