El monje negro del MAS
Días antes de cruzar subrepticiamente la frontera sur, Walter Chávez Sánchez, ex asesor del Movimiento al Socialismo (MAS) durante doce años, le dijo al periodista Andrés Gómez lo que sigue: “Yo me fui del MAS por un problema personal con la familia García Linera, yo no estuve de acuerdo con la forma en que manejaban ciertas cosas; yo fui parte de un proceso limpio, de un proceso de cambio que se hizo para favorecer a los bolivianos, cuando empezó a cambiar eso, decidí irme. La historia juzgará el papel que jugaron los hermanos García Linera en la liquidación moral del proceso de cambio”.
El 14 de marzo de 2016, solo 22 días después del referéndum que quedó grabado en la Historia como el 21F, Chávez se presentaba en las oficinas de la Dirección Nacional de Migraciones en Salta, Argentina, para que las autoridades de ese país le reconozcan y amplíen su condición de refugiado, obtenida en Bolivia allá por el año 1992. ¿Por qué huía del país? A los oficiales migratorios les dijo que en 2015 “empezó a tener inconvenientes por cuestiones electorales” con el entonces Presidente Morales. En efecto, la salida de Chávez del partido azul fue anunciada públicamente por él en abril de 2015. ¿Habrá sido ese motivo suficiente para hacer maletas y cruzar esa línea con rumbo a la nada?
Ya de regreso a Bolivia, este 2020, Chávez teje otros datos para seguir engordando la confusión en torno a su sombría figura. En un panel televisivo organizado por Gonzalo Rivera en Bolivia TV, el que podría calificar fácil como el “monje negro” del MAS, ha dicho que ese partido les atribuyó a él y al ex diputado del MNR, Manuel Suárez Ávila, su derrota el 21F. Eso los habría obligado a ambos a dejar el país. Ahora resulta que los únicos perseguidos políticos por el referéndum que marcó el inicio del fin de Evo, son nada menos que los dos ex asesores de Doria Medina. Ante eso, no hay pitita capaz de opacarlos.
¿Por qué huyó Chávez y sobre todo, por qué regresó a buen recaudo en pleno proceso electoral? Conviene siempre apegarse a los hechos. Tras su salida de Bolivia en 2016, el MAS decidió lincharlo. Así, en febrero de 2017, la red ATB difundió una entrevista exclusiva a Gabriela Zapata, la ex pareja de Evo, sentenciada por legitimación de ganancias ilícitas. Según Jaime Iturri, en ese momento director de contenidos, hoy propietario, del canal, la primicia le fue comprada por la red a José Luis Colque de la radio “Kawsachun Coca” del Chapare, el periodista que aguantó las dos largas visitas a la prisión. La versión final fue editada por Iturri. Cuando la mujer acusa a Chávez de haber montado el operativo de desprestigio desde el día en que sus labios se juntaron a los del líder cocalero, Iturri tuvo el detalle de añadir la foto del peruano en la pantalla. Desde Argentina, el ex asesor refugiado hizo conocer su desacuerdo con aquella temeraria afirmación. La lapidación masista de su ex jefe de campaña estaba consumada y en horario estelar, pero no por mucho tiempo. En julio y agosto de 2018, Chávez se sentaba en el set de ATB para analizar el curso de las campañas electorales. ¿Se escondió Iturri aquellas dos noches de domingo?
Chávez le acaba de contar a Gonzalo Rivera el reciente 16 de febrero que durante su corto destierro en Argentina, la única persona que lo ayudó fue Samuel Doria Medina. ¿Cómo? No lo aclara. En marzo de 2019, en entrevista para Página Siete, el ya retornado creador del “Juguete rabioso” se mostraba más agradecido que ahora. Allí puntualiza que para regresar a Bolivia, “el gobierno (del MAS) tuvo que estar al tanto y dar su visto bueno”. También reconoce el aporte del entonces presidente del Senado, Gringo Gonzales: “yo le hice unas consultas y me ayudó a gestionar este retorno”. Luego extrae una conclusión de su periplo: “Yo ya no era un peligro para nadie y volví, (…) después de dos años volví, no hay nada oscuro acá”.
Esta maraña de afirmaciones contradictorias pinta de cuerpo entero al “cajamarquino que hizo Presidente a Evo”. No solo es el refugiado político que más ha intervenido en la política nacional, sino además un saltimbanqui capaz de pasar del cenáculo de máxima confianza del MAS a perseguido del 21F. Esta historia se reduciría a anécdota pintoresca si no fuera que inicia con aquella pesada acusación citada acá en contra de los hermanos García Linera. Proviniendo de quien militó en la guerrilla emerretista y terminó asesorando a uno de sus secuestrados, no cabe duda que Chávez es un inagotable reservorio para inspirar sinuosos guiones cinematográficos.