Boff, Bolivia y el "vivir bien"
Fue silenciado por el Vaticano hace 30 años. Ahora está de regreso de la mano de su amigo, el primer Papa latinoamericano. Bután y Bolivia lo inspiran, aunque sabe que aún falta mucho por hacer para universalizar un modelo que reintegre al ser humano en la naturaleza. Leonardo Boff habla desde Puebla.
El ex sacerdote franciscano Leonardo Boff no esconde su marcada preferencia por Bolivia. En la conferencia magistral que dio este lunes 30 de mayo ante el auditorio colmado en la Universidad Iberoamericana de Puebla, invirtió varios minutos de sus tres horas de exposición, para explicar 13 principios aymaras y elogiar al gobierno de Evo Morales. Entre las siete tendencias subrayadas por el teólogo brasileño como baluartes de las ideas ecológicas en el mundo, hizo mención detallada del modelo del “vivir bien”, en el que si bien Ecuador hizo su aporte, los réditos parecen desplazarse más bien hacia el corazón del continente.
Sin embargo, para Boff, el modelo del “vivir bien” es un “ensayo regional que no tiene mucho protagonismo”. Sostuvo no obstante que a medida que las amenazas contra la naturaleza y la especie humana se multiplican, “cada vez más” se irá convirtiendo en una “fuente inspiradora” de talante universal. “No tiene la fuerza de la imposición, pero tiene ideales sin los cuales el mundo ya no va a poder vivir”, sentenció.
El teólogo con estudios en Múnich, Alemania y residencia actual en Brasil, fue uno de los exponentes de la llamada Teología de la Liberación, corriente interna del catolicismo proscrita por el Vaticano, debido a sus conexiones con el marxismo en los turbulentos tiempos de la Guerra Fría. Boff ha vuelto a ser influyente otra vez a pesar de que en 1992 dejó el sacerdocio, como consecuencia de sus conflictos con la jerarquía en Roma. Su amistad con el Papa Francisco le ha permitido acercarse a los núcleos de influencia de la Iglesia y volver a creer en lo que él llama “su casa espiritual”.
El ex franciscano planteó en Puebla siete modos de entender lo que puede hacerse a fin de enfrentar el deterioro ambiental. Estas visiones son el capitalismo natural, la economía verde, el eco-socialismo, el eco-desarrollo y la bio-economía, la economía solidaria, el índice de la felicidad y el modelo del “vivir bien”. Todos ellos, salvo estos dos últimos, fueron criticados por Boff como insuficientes, porque seguirían considerando que la naturaleza es un cofre de recursos a ser explotados por los seres humanos en su beneficio. En todos ellos y a pesar de sus buenas intenciones, subsistiría la “mentalidad explotadora”, por la cual la naturaleza, al quedar separada de la Humanidad, funciona como su fuente de recursos disponibles. Para el teólogo, es necesario dejar de lado el antropocentrismo, es decir, la idea de que el ser humano es el centro del universo. Lo que debería buscarse es la comprensión de que nosotros somos parte de la naturaleza, y que si la afectamos, nos dañamos de manera directa.
Leonardo Boff sostuvo que tanto el índice de la felicidad, planteado por Bután en el Asia, como el modelo del “vivir bien”, incluido en las constituciones de Ecuador y Bolivia, son las fuentes de inspiración más importantes de la actualidad. Sin embargo, ambas ideas tienen un problema: en su criterio, están aisladas y el mundo aún no mira hacia ellas.
En su disertación, Boff leyó lo que acreditó como principios de la cultura aymara para promover el modelo del “vivir bien”. Los componentes de la lista son: saber comer, saber beber, saber danzar, saber dormir, saber trabajar, saber meditar, saber pensar, saber amar y ser amado, saber escuchar, saber hablar, saber soñar, saber caminar y saber dar y recibir. En todos los casos, dijo el brasileño, se busca estar en armonía con el corazón y la vida. El cumplimiento de estas enseñanzas podría ayudar a establecer una alternativa al modelo actual centrado en la dominación y la acumulación.
Boff recordó que el 22 de abril de 2009, en la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York, Evo Morales y él se dirigieron a los delegados para convencerlos de que el Día Internacional de la Tierra cambiara su denominación por “Día Internacional de la Madre Tierra”. En Puebla, el brasileño rememoró algunas de aquellas frases de Morales y anotó sonriente que los diplomáticos de los países capitalistas no quisieron aplaudirlo. Pese a ello, la resolución fue aprobada por unanimidad.
Mas allá de lo que Bolivia pueda inspirar, para Boff, el esquema a ser emulado tendría que colocar en su base lo que se conoce como la razón “cordial y sensible”, y no tanto la razón científica, que ha maltratado la Tierra y ha activado todos los desequilibrios que hoy padecemos. Si su recomendación se pusiera en práctica, se establecería en el mundo el “modelo del cuidado”. Y es que como sabemos por nuestra experiencia propia como mamíferos, solo el cuidado garantiza la continuidad de la vida y es desde ahí, que se erige el principio del amor hacia el otro, única y solitaria receta para impedir la inminente destrucción de nuestro hábitat esencial. De no hacerlo, dice Boff citando a Chomsky, los seres humanos compartiremos el trágico destino de los dinosaurios.