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¿Quién ganó?


Aún con datos muy preliminares, se pueden advertir algunas tendencias y sacar las primeras conclusiones de lo aprendido en el referéndum de este domingo 22 de febrero: 1. El triunfo del No resultó más estrecho de lo esperado. Se ha anunciado que la diferencia estaría entre dos y cuatro puntos porcentuales. Sin embargo, no puede hablarse, ni política ni electoralmente, de un empate. No es una encuesta y menos una partida de ajedrez, es una votación precisa, papeleta por papeleta. Un solo voto es suficiente para definir el resultado. El que no se haya sabido durante 48 horas con precisión qué opción ganó, no quiere decir que hubiese podido haber un empate. Al final, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) dio un resultado y una de las dos opciones tuvo el 50% más uno. 2. El MAS ha vuelto a ser el partido predominantemente rural que era hace una década. Todas las ciudades, con la excepción de El Alto, han votado por el No. Al parecer, los seis muertos en la alcaldía no fueron razón suficiente para que los alteños se sumen a la ola roja. Hubo 9 puntos de diferencia en favor del Sí en esa ciudad. 3. El resultado de El Alto parece haber cambiado también el porcentaje final en el departamento de La Paz. Félix Patzi no pudo hacer que se imponga el No en su reducto territorial. De todos modos, si el No se impone a nivel nacional, el Gobernador aymara será el ganador de la contienda porque no competiría con Evo en 2019. 4. Sorprende que el Sí haya perdido en Pando o también en el Beni. La oposición vuelve a recuperar terreno en el oriente. Si a ello se suma Tarija, el MAS ha vuelto a ser el partido del occidente de Bolivia que era hace una década, con el agravante de que ha perdido Potosí y Chuquisaca. 5. Si el TSE no entrega datos oficiales en las próximas horas, pueden detonarse serios problemas. El mundo está siendo informado a estas horas de que el No ha triunfado. Va ser difícil de justificar si se produce un vuelco.

6. En síntesis, el MAS ha retrocedido un poco más de una década en su desempeño electoral (al estado de 2004), mientras la oposición parece ponerse, por primera vez, ante la expectativa de ganar su primera contienda, esta vez, sin Evo Morales en 2019.


7. Del mismo modo, el MAS está ante el monumental reto de construir un nuevo liderazgo, así sea transitorio, aunque sea para un lustro. Morales puede ser candidato de nuevo en 2025.

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