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5 apuntes post-electorales


El 29 de marzo de 2015, fuimos a las urnas. Por este lado, tratamos de que nada nos sea desapercibido. He aquí una demacrada evidencia de las principales alertas.


  1. Hay crisis del organismo electoral en varias de sus sucursales. Para muestra sobra una botonera. Por obra del Tribunal de La Paz, los votos a favor de Biafra Saavedra fueron considerados válidos, aunque la candidata haya renunciado diez días antes de la emisión de los sufragios. De forma simultánea, el Tribunal del Beni hizo lo opuesto. Desplazó los votos a favor de Ernesto Suárez y sus 227 inhabilitados candidatos a una discreta línea inferior izquierda, bien lejos de la torta de colores que refleja las preferencias de los benianos. El Tribunal de Chuquisaca fue más creativo que sus pares. Resolvió tres días antes del voto, que las papeletas marcadas a favor del candidato renunciante del Frente Revolucionario de Izquierda (FRI) debían ser contadas como información “estadística”, a la usanza beniana. Sin embargo, notificaron del hecho a los interesados dos semanas más tarde. Mientras tanto, quizás para cuidar el secreto, siguieron contándolos como votos válidos, al modo paceño y vía web mediante. Da la casualidad de que esos votos validados e invalidados, de manera intermitente, determinan que haya o no una segunda vuelta en el departamento. Una minucia para cualquier entendido.

  2. El MAS ganó. Sí, ganó en alrededor de 229 alcaldías, con lo cual solo redujo su caudal municipal en un número de cinco municipios con respecto a las anteriores elecciones. Los avances del partido azul son impresionantes en Pando y Chuquisaca, porque le ha dejado a la oposición solo dos alcaldías de sobra en cada caso. En Potosí, Cochabamba y Oruro el MAS mantiene, en términos gruesos, su poder intacto. Debió renunciar a un máximo de cuatro alcaldías, un rasguño para una organización que lleva una década en el Palacio. En Beni y Santa Cruz, el MAS queda prácticamente ahí donde estuvo un lustro antes, en segundo lugar en términos edilicios, ni más ni menos. Pero La Paz es, a todas luces, el territorio masista más desafiado. El domingo 29 quedó con diez municipios menos, el más sentido, el de El Alto. MSP, ASP, FPV y en menor medida SOL.BO son las marcas competidoras dentro del alma profunda de este proceso detonado entre adobe y paja brava.

  3. El MAS perdió. Sí, perdió si se le aplica el test de la demografía. Belén de Andamarca es tan municipio como El Cercado de Cochabamba, pero puestos en la balanza según su número de habitantes, la distancia entre ambos es sideral.El MAS es un partido efectivo de cara a las poblaciones pequeñas, dispersas, carentes y socialmente organizadas, pero es un precario organizador de eventos de plaza en las urbes complejas, donde compiten varias siglas y se profundiza el encono propio de la modernidad escéptica.

  4. El MSM entregó 14 de sus 19 alcaldías a Evo. En tal sentido, puede decirse que murió en los brazos de su ex aliado y rival final.

  5. El voto cruzado es digno de un análisis específico. Muchos se adscriben al universo de valores del MAS, pero no comulgan con sus candidatos ofertados. En La Paz y Chuquisaca, parecería que los electores se sienten bien con Evo, pero molestos con Urquizu, Patana o Huanca. Eso, más que el fin de una hegemonía, es solo un tibio disentimiento.

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