¿Cómo cubrieron los diarios el referéndum de 2009?
Esta investigación busca desentrañar cuál fue la posición política de los principales medios de comunicación impresos durante la campaña con rumbo al referéndum convocado para aprobar o rechazar el proyecto de Constitución Política del Estado vigente.
El referéndum de enero de 2009 fue un punto de llegada de un largo ciclo de protestas iniciado en 1990, cuando el movimiento indígena de tierras bajas enarboló la demanda de una nueva Constitución. Casi dos décadas de luchas terminaron confluyendo en un nuevo texto constitucional.
Si bien el 61% de los ciudadanos le dio su respaldo al proyecto, fuertes contingentes opositores se hicieron visibles aquel 25 de enero, sobre todo, en Santa Cruz, Beni, Tarija, Pando y algunos importantes núcleos urbanos como Cochabamba. Sólo la casi unanimidad del voto afirmativo en zonas densamente pobladas como La Paz y El Alto o las provincias occidentales, permitieron la victoria de la nueva Carta Magna. Este dato pone en claro que el texto constitucional aprobado es aún controversial, a pesar de las numerosas ocasiones en las que gobierno y oposición le introdujeron modificaciones a fin de que represente todos los pareceres y anhelos sociales.
La pugna alrededor del nuevo texto fue breve y en un principio pareció discurrir entre la escasa información y la apatía del electorado. La campaña por el No, que fue el único motor para el debate, se desplegó durante casi 4 semanas y trató de afincarse en temas sensibles para determinados sectores de la opinión pública. Así, aparecieron por primera vez en este debate, asuntos como la laicidad del Estado o el matrimonio entre personas del mismo sexo. Otros temas que habían dominado la discusión en el pasado, como el alcance de las autonomías, perdieron fuerza en la medida en que los acuerdos con la oposición recuperaron las demandas de la llamada “media luna” en el seno de la Constitución propuesta.
Un dato curioso en este sentido es que si bien el 21 de octubre de 2008 y dada la magnitud de los acuerdos, todo hacía suponer que muchos opositores harían campaña por el Sí junto al gobierno, varios de ellos decidieron cambiarse de bando, en el afán de distinguirse del oficialismo, preservando así una identidad propia para futuras disputas electorales. El ejemplo más claro de este viraje estuvo a cargo de Jorge Quiroga Ramírez, jefe nacional de Poder Democrático y Social (Podemos), quien respaldó con firmeza los cambios en el texto para después sumarse, si bien tibiamente, a la lucha por su rechazo.
La campaña para rechazar la Constitución aprovechó la posibilidad de poder marcar la agenda de discusión, en la medida en que la corriente para su aprobación ya contaba con temas consolidados como el del reconocimiento de las autonomías departamentales. Se podría decir que si bien el gobierno partía desde una posición dominante, tras haber alcanzado un acuerdo con sus opositores, quienes se movilizaron por el No acabaron por definir qué aspectos de la nueva Constitución podían aún ser objeto del rechazo ciudadano. Ese saldo de discrepancias terminó siendo clave para la discusión de campaña.
¿Qué aspectos quedaron entonces para motivar algún rechazo? Los impulsores del No parecieron concentrarse en siete afirmaciones fundamentales: 1) La nueva Carta Magna es una imposición de Chávez y del gobierno venezolano. 2) Promueve el fin de las religiones cristianas ya sea, porque es atea, o porque valora más los cultos ancestrales pre-colombinos. 3) Genera ciudadanos de segunda clase, que serían quienes no pertenecen a las culturas indígenas. 4) Convalida los linchamientos, que serían propios de la justicia comunitaria. 5) Promueve el despojo de la propiedad privada a través de la toma de predios ajenos por parte de grupos sociales. 6) Pretende adoctrinar a niños y jóvenes en torno a ideas de corte comunista o comunitarista, restando poder a los padres. 7) Es pista de arranque para un proyecto totalitario y anti-democrático que apenas comienza, porque una vez que el MAS obtenga dos tercios en la Asamblea Legislativa Plurinacional (diciembre de 2009), terminará de consolidar su hegemonía y se perpetuará en el poder.
Como se puede observar, temas que antes eran centrales como la autonomía departamental o indígena, fueron dejados de lado, favoreciendo asuntos de posible mayor alcance nacional y social. La oposición trató de salir así de los perímetros regionales para abarcar a todo el país. La campaña por el No trató de fundar un movimiento ciudadano adverso a cualquier proyecto socialista, sólidamente articulado por su apego a las tradiciones más conservadoras alimentadas por la religiosidad.
En tal sentido, las condiciones para ambas campañas fueron muy distintas. Mientras el gobierno solo requería ampliar el consenso ya logrado tras los cambios introducidos en el proyecto de Constitución, los opositores necesitaban reorganizar el rechazo al oficialismo para contar con una base aceptable de lanzamiento para una candidatura de la oposición orientada a los comicios de diciembre de 2009. Así, dado que de todos modos las autonomías iban a terminar constitucionalizadas, desde la óptica opositora, valía la pena echar a andar un repudio anticipado a un gobierno que cedió sus prerrogativas solo a regañadientes y que en el fondo se habría convertido al proyecto autonomista de forma oportunista y superficial. De esa manera la oposición ganaba por doble partida; por un lado, había conseguido retacearle legitimidad a la nueva Constitución, mientras, por otra parte, comenzaba a organizar la resistencia a su propia aplicación. Siendo realista, en tales condiciones, aquella apuesta consistía, en realidad, en tratar de no perderlo todo, o, dicho en términos menos drásticos, acumular fuerzas para más adelante.
Hechas estas consideraciones iniciales, lo que buscamos en este trabajo es constatar cuánto se acercaron o apartaron los medios impresos a las posturas de la oposición y de qué forma secundaron o no tal o cual campaña.
Para cumplir con ese propósito, este informe se divide en las siguientes partes: esta introducción, que pone en claro lo que se jugaba en la campaña y los propósitos de la investigación, una serie de antecedentes, que conforman el contexto del proceso, un acercamiento a los medios impresos investigados y a la metodología elegida, una batería de hallazgos y las conclusiones.
Antecedentes
El 25 de enero de 2009, los bolivianos acudimos nuevamente a las urnas. Con ello, el país completaba una serie de seis consultas electorales de alcance nacional, en sólo siete años (entre 2002 y 2009). Junto a la aprobación del nuevo texto constitucional, en la fecha citada, se aprobaba además la realización de una séptima elección, esta vez para diciembre del mismo año, a la que hay que sumar una octava, tres meses después. Para ese entonces habremos asistido ya a una elección por año.
Entre 2002 y 2010, Bolivia habrá elegido tres cuerpos legislativos diferentes, nombrado, ratificado o revocado, y probablemente reelegido a presidente, vicepresidente, nueve prefectos, 327 alcaldes y un número aún mayor de consejales y asambleístas departamentales. Si la democracia tiene como base la realización periódica de elecciones para sostener o cambiar autoridades, Bolivia ya se habría transformado en un ejemplo mundial.
¿Acaso los bolivianos necesitamos ir a votar cada año?, ¿será que esta profusión de comicios tiene que ver con la profunda polarización política que vivimos desde 2000? Parecería que entre ambos datos hay una innegable conexión. Las constantes amenazas de enfrentamiento parecen haber colocado a los comicios como la manera ideal de dirimir los conflictos más agudos. En efecto, casi todas las justas electorales desde 2005 hasta ahora, han tenido por objetivo saldar divergencias profundas entre dos bandos nacionales reacios a ceder. Las elecciones son hoy más que nunca una herramienta de desempates cíclicos. Así, si además se entiende por democracia aquel sistema de toma de decisiones que excluye el uso de la violencia, como mecanismo central, Bolivia sería también un ejemplo mundial en este terreno.
En ese marco, los medios de comunicación tuvieron que haber reflejado las agudas disputas internas del país, pero lo habrían hecho, dicen muchos, con un marcado alineamiento hacia uno u otro de los litigantes. Al menos esa es la afirmación recurrente de numerosos académicos y analistas de medios en los últimos años. Se critica en abundancia la toma de partido de los medios en este contexto de polarización. No es interés de este trabajo reafirmar o refutar esta hipótesis. Sólo se pretende describir el modo en que los medios escritos valoraron el referéndum constitucional realizado el 25 de enero de 2009. Consideramos que detectar la polarización de los medios no es en absoluto una novedad histórica. El país vive al menos dos siglos de luchas políticas a través de los medios. El enfrentamiento abierto entre los diarios “La Calle” y “La Razón” entre 1936 y 1946 es apenas el ejemplo más estudiado de dicha realidad.
Querer descubrir “el agua tibia” no parece ser entonces un mérito de ninguna investigación. Partimos de la convicción realista de que los medios están alineados claramente y que ninguno de ellos carece de una posición definida en la coyuntura. Lo que queremos averiguar es qué posición es esa y si tal postura guarda o no observancia con los preceptos propios del trabajo periodístico, que tiene por cimiento esencial el despliegue del pluralismo. Mediremos entonces grados de acercamiento de los medios impresos a las posiciones opositoras u oficialistas y dentro de ello, los niveles de equidistancia que los harían más o menos profesionales.
Selección de medios
Los periódicos de referencia en Bolivia estuvieron alineados durante casi una década en dos cadenas: el Grupo Líder y el Grupo Prisa. Al primero pertenecen aún “La Prensa” de La Paz, “Los Tiempos” de Cochabamba, “El Deber” de Santa Cruz, “Correo del Sur” de Sucre, “El Potosí” de esa misma ciudad, “El Norte” de Montero, “El Alteño” de El Alto y “Nuevo Sur” de Tarija. En la cadena de la competencia estuvieron “La Razón” y “El Extra” de La Paz y “El Nuevo Día” de Santa Cruz.
A fines de la primera década del siglo XXI este orden duopólico parece venirse abajo. El grupo español Prisa dejó Bolivia, para lo cual ha vendido sus acciones en la red televisiva ATB y del diario “El Nuevo Día”, hoy propiedad del dirigente cívico Branko Marinkovich. En tal sentido, los esquemas de propiedad tienden, por ahora, a debilitarse o, quizás, a descentralizarse.
En tal sentido, la concentración de la propiedad de la prensa boliviana ha pasado a ser más tenue. Incluso el Grupo Líder ha ido reduciendo su compactación y es muy rara una coordinación real entre sus medios. Se podría decir que la ligazón se mantiene casi por inercia al haber desaparecido el motivo principal de su creación: la ofensiva mediática del grupo Garafulic, que dio lugar al Grupo Prisa en 2003.
Dado que nuestra muestra abarca exclusivamente medios escritos, corresponde entonces fijar un criterio más regional que corporativo. Se ha elegido diarios en cada ciudad importante del eje. Ello significa que estudiaremos la cobertura del referéndum en “La Razón” y “La Prensa” de La Paz, “Opinión” de Cochabamba y “El Mundo” de Santa Cruz. Son los periódicos que cuentan con una hemeroteca digital accesible.
Sin embargo la novedad metodológica de este trabajo reside en el hecho de que hemos elegido una nuestra de textos de cobertura y opinión, que no se configura a partir de meros ejes temporales, que, en sí, carecen de significación. Hemos decidido más bien recoger ejemplos de cobertura a partir de los puntos altos y contrastantes de la campaña.
En tal sentido, dado que ya conocemos el desarrollo de los temas controversiales, lo que corresponde es conocer qué dijeron los medios impresos en cada uno de esos casos. Lo que corresponde subrayar acá es que los medios se conocen y revelan en los momentos decisivos y no en los instantes de normalidad o rutina. Al ser ésta una lucha de posiciones, las redacciones se disciplinan o se estremecen cuando se trata de dirimir situaciones de controversia pública. Todos los dispositivos de poder interno son activados en los momentos cruciales y no en los marcos regulares o rutinarios. Así, por ejemplo, cuando el 11 de septiembre de 2008, se produjeron los muertos en la localidad de “El Porvenir”, la lucha en los medios tuvo que dirimir si aquella fue una masacre o un enfrentamiento. De ser lo primero, habría un culpable, es decir, aquel bando que tuvo menos bajas; pero de ser lo segundo, los culpables eran dos. No cabe duda de que las opciones estaban fuertemente enfrentadas y que en esa batalla se jugaba el prestigio de uno de los contendores. Nuestra hipótesis es que son esos los momentos en los que los medios deben ser evaluados con detenimiento, porque el rol decisivo que juegan en esa coyuntura hace que se activen todos los poderes que influyen sobre ellos. Ese campo de conflictos llamado periodismo y aludido en páginas previas, se activa al máximo cuando la confrontación externa se ha acentuado.
De lo que se trata entonces es de encontrar ahora ejemplos equivalentes a los “muertos en Porvenir” para el caso de la campaña por la Constitución. Son esos los que conviene analizar. Recordando los hitos de la campaña, podríamos señalar que la mayoría de los hechos noticiosos relevantes remarcados por los medios en el periodo inmediato previo al referéndum eran explotables a favor de la oposición. Veamos los datos de manera ordenada.
Si se hace una revisión de los temas consignados en la tabla, se podrá ver que aunque el gobierno partió fortalecido, actuó en franca desventaja durante la campaña misma. Salvo la declaratoria de Bolivia como país libre de analfabetismo, sus buenas noticias durante el periodo fueron plenamente reversibles. Así, por ejemplo, el oficialismo no pudo explotar los frutos del acuerdo de octubre, porque la oposición cruzó de inmediato hacia la otra vereda, lo cual le impidió plantearse como el autor de la unidad nacional y lo obligó a defender en soledad el proyecto de Constitución. Del mismo modo, las disputas internas de la oposición duraron muy pocos días y fueron finalmente acalladas por la propia campaña que obligó a los adversarios de Evo Morales a cerrar filas en contra del Sí. Algo similar puede decirse del informe de Unasur, cuyo contenido fue invalidado antes por la oposición, que considera a ese organismo internacional como un apéndice de la política venezolana. Por lo tanto, se podría decir que las armas más fuertes del gobierno en este tiempo fueron, además de la alfabetización exitosa, las declaraciones del vicepresidente, que de manera irrefutable, mostraban la ruta de las autonomías en el contexto de una Constitución rechazada en las urnas. La otra arma potente del oficialismo pudo haber sido la expulsión de la DEA, que finalmente mostraba un acto de firmeza anti-imperialista, encargado de eliminar cualquier duda acerca de una posible claudicación del MAS ante sus enemigos aquel 21 de octubre.
Sucede exactamente lo contrario con la oposición. Aunque al inicio sufrió una crisis de identidad al no hallar razones para oponerse a un acuerdo del que había participado, el periodo de campaña le fue casi enteramente favorable. Primero, pudo capitalizar al máximo las declaraciones presidenciales en el sentido de que los sectores sociales que acompañan a Evo habían llegado al Palacio de Gobierno para quedarse, a lo cual siguió la advertencia de usar decretos para aplicar la Constitución. Si consideramos que la propia Carta Magna reduce el rol del Congreso electo en 2005 a la aprobación del régimen electoral, esta última afirmación carece de sentido. En efecto, nada hace necesaria la aprobación de decretos para acelerar la aplicación de una Carta Magna, que arranca sólo con la elección de su Asamblea Legislativa Plurinacional. De todas maneras, aquel fue un regalo de campaña para la oposición que con ello quiso “demostrar” la sed totalitaria del gobierno. La caída del Contralor fue otra señal en ese mismo sentido. Con la destitución de Osvaldo Gutiérrez y su reemplazo por Gabriel Herbas, volvía a reactivarse la idea de que el partido de gobierno pretende copar todas las instituciones.
El cese de las preferencias arancelarias en Estados Unidos para las exportaciones y manufacturas bolivianas fue otro golpe contra el gobierno. Durante varios años, la ATPDEA fue percibida como una fuente de empleos, sobre todo en ámbitos productivos importantes como los de El Alto. Uno de los temas de campaña del ex candidato y competidor de Evo Morales, Jorge Quiroga, iba en esa dirección. En 2005, éste anunció que la política del MAS iba a conducir a una ruptura de las ventajas logradas para acceder al mercado norteamericano. Pues bien, lo temido llegó en plena campaña rumbo al referéndum.
A ello puede sumarse la represión aplicada contra algunos dirigentes cívicos responsables de la toma de instituciones en septiembre de 2008. Aunque el estado de sitio en Pando fue levantado a pedido de la Corte Electoral, el Estado comenzó a actuar con dureza contra sus opositores. Estas acciones ayudaron a generar la sensación de estar ante una dictadura en ciernes. De esa forma, la imagen de un gobierno dispuesto a negociar acuerdos con la oposición quedó oscurecida. De hecho, Jorge Quiroga, que en un inicio apoyó los acuerdos de octubre, utilizó el dato de los arrestos de dirigentes cívicos como argumento para volcarse por el No. Su argumento fue que aunque él estaba de acuerdo con el texto constitucional, teniendo al MAS como garante de las libertades, la Carta Magna no tenía utilidad alguna, porque dicho partido estaba acostumbrado a actuar de manera arbitraria y caprichosa.
Frente a ese panorama favorable, la oposición necesitaba quizás un empujón adicional: la posibilidad de atribuirse el respaldo de la Iglesia, institución a la que el gobierno no ha dudado en criticar abiertamente como aliada de las élites. La misa de enero en Sucre fue el complemento ideal y la manera más eficaz de comenzar su campaña. Aunque la jerarquía eclesiástica rechazó toda complicidad con la oposición, no pudo borrar las imágenes de los líderes opositores orando ante un sacerdote. Con ello quedó establecido un nexo, que luego fue hábilmente reforzado mediante una campaña de tintes religiosos en la televisión. Dado que el gobierno había optado por el laicismo, le resultaba imposible negar que la nueva Constitución estuviera separando al Estado de la Iglesia. De ese modo, la oposición conseguía enemistar por primera vez de forma explícita a los núcleos más conservadores de la Iglesia con el proyecto gubernamental.
Pese a todo lo señalado, es evidente que el gobierno enfrentó la campaña del referéndum con una enorme ventaja de partida, que se fundamentaba en el acuerdo logrado con la oposición. Sin embargo, una vez abandonado por ésta, al gobierno le tocó enfrentar a un bloque unificado, dispuesto a recurrir a todos los flancos posibles a fin de propinarle una derrota o, por lo menos, recortarle fuertemente su victoria. Una vez planteados los temas de la campaña, es indudable que el gobierno corría, ahora sí, con la peor parte.
Sin embargo es importante advertir que el acuerdo de octubre había logrado eclipsar todos los temas previos, que enturbiaban, éstos sí, la marcha de la Constitución. En efecto, antes del 21 de octubre, el gobierno debía cargar con ingredientes mucho más negativos que los que aparecieron después durante la campaña. Antes del 21, el proyecto constitucional de Oruro había sido desacreditado de manera masiva y consistente. Para la oposición, ese texto estaba “manchado de sangre”, “había sido aprobado solo por el MAS” y “era centralista”. Nada de eso pudo ya decirse más adelante sin el riesgo de ser considerado caduco o desinformado. El 21 de octubre las principales cargas funestas de la Constitución fueron descartadas, debido a que la oposición pasó a convertirse en co-redactora del proyecto. Es por ello que a pesar de todos los nuevos ingredientes nocivos que se quiso introducir más adelante, ya era muy difícil combatir una propuesta tan robustecida por tantas horas de negociación.
Gracias a todo este análisis previo, es posible concretar ahora la anunciada metodología de análisis de este trabajo. Nos ocuparemos de las posiciones de los medios en momentos específicos, que fueron ganado su importancia en virtud de los hitos identificados de la campaña. Si el gobierno pudo tener solo dos momentos de gloria, primero, cuando expulsa a la DEA y luego cuando le recuerda a la población de la “media luna” que la ruta de sus ansiadas autonomías es el voto por el Sí, entonces veamos cómo cubrieron los medios esos dos momentos. En contraste, evaluemos también a los medios cuando la oposición estuvo en condiciones de aprovechar al máximo dos momentos clave: estos son la declaración del Presidente sobre la permanencia en el poder de sus seguidores, y su correlato con los decretos, y también la potencial adhesión de la Iglesia a la campaña por el No.
Eligiendo esos cuatro episodios estimamos alcanzar cierta exhaustividad. Se trata de una muestra cualificada, de alta parsimonia, pero también de fuerte impacto de cara a las conclusiones. Con ello estamos caracterizando la campaña, diciendo que ésta giró en torno a la viabilidad inmediata de las autonomías, al carácter de izquierda del gobierno, a las tentaciones totalitarias del MAS y al posicionamiento religioso del nuevo Estado. En torno a esos 4 ejes se habría definido el electorado, y por lo tanto, también los medios.
Análisis de contenido
Nuestro análisis tiene como base la cobertura completa de cuatro periódicos del eje central, “La Razón”, “La Prensa”, “Opinión” y “El Mundo”. Las lamentadas ausencias son “Los Tiempos” y “El Deber”, que no están en la muestra, porque aún no cuentan con una hemeroteca digital. A medida que este problema se resuelva, se promete incorporar su tratamiento. Esta falta queda relativizada por el análisis de “La Prensa”, que forma parte del mismo grupo empresarial, y que funge como “corresponsal” en La Paz de ambos diarios. Es probable que “Los Tiempos” y “El Deber” se hayan apoyado en su cobertura desde La Paz.
Tema 1: Autonomías postergadas
Una vez realizado el análisis general de contenido, puede afirmarse que de los 4 temas elegidos, solo uno de ellos fue tratado con notable indiferencia por los diarios y es la declaración del Vicepresidente García Linera sobre la postergación de las autonomías de ser rechazada la nueva Constitución en las urnas. Los otros 3 asuntos tuvieron una amplia cobertura. Este recuento preliminar nos está mostrando con más claridad la desventaja con la que compitió el gobierno, porque uno de sus argumentos más fuertes de campaña fue visiblemente ignorado por los medios impresos.
La declaración de García Linera fue realizada en Santa Cruz en noviembre y fue reiterada en enero. A pesar de abordar un asunto de gran importancia de cara al futuro de las autonomías, sólo recibió cobertura en dos diarios y nula repercusión posterior.
Tema 2: La expulsión de la DEA
El 2 de noviembre de 2008, los diarios explotan en primera plana la decisión presidencial de expulsar a la DEA de Bolivia. “La Prensa” recoge detalladamente las afirmaciones de Evo Morales, de su ministro de gobierno y del director de la FELCN. Los argumentos que avalan la decisión son políticos y operativos. Se dice que la DEA complotaba a favor de la oposición y se minimiza su aporte a la lucha contra las drogas. La conclusión es que el país se ha liberado de un conspirador y no ha perdido eficacia en el combate a los narcotraficantes.
Las noticias consideran muy poco la defensa de los norteamericanos. Esto se debe a que los personeros diplomáticos se limitan a rechazar las acusaciones y a advertir que sin ellos, la producción de cocaína podría aumentar. Las repercusiones negativas de parte de parlamentarios de oposición aparecen destacadas fuera del cuerpo de la noticia en forma de citas textuales. Ellos dicen que la medida perjudicará al país, porque EEUU tomará represalias, cerrando su mercado a los productos bolivianos. Otro temor es que Bolivia se convierta en un paraíso para los narcotraficantes.
Luego “La Prensa” recoge declaraciones de una fuente anónima, que sería un oficial boliviano de la policía anti-drogas, quien desmiente que la DEA haya estado alguna vez al mando de las tropas nacionales. El 5 de noviembre, “La Prensa” profundiza las críticas contra la medida asumida hace menos de una semana. En sus noticias hay 5 declaraciones de ex autoridades de la lucha contra las drogas que, de forma unánime, califican la salida de la DEA como la antesala de un descontrol sobre estas actividades delictivas.
El 5 de noviembre de 2008, el editorial de “La Razón” ensaya un análisis sobre la expulsión de la DEA del país. El texto toma partido en contra del narcotráfico, destaca la utilidad de la agencia norteamericana y hace votos para que su salida no derive en un incremento de los delitos combatidos. El editorialista no condena explícitamente la medida tomada por el Presidente, solo se limita a dudar de su eficacia. El único momento en el que se cuestiona sutilmente la expulsión de la DEA es el siguiente: “En consideración a que el Jefe de Estado boliviano es, además, el máximo dirigente de los productores de coca del trópico cochabambino, Evo Morales tendrá que cuidar la imagen que proyecta hacia el exterior para evitar que, a futuro, acabe estigmatizado por este espinoso tema”. En otras palabras, quien escribe el editorial teme por el desprestigio internacional que pueda caer sobre el Jefe de Estado, dado que pudiera sospecharse de que al ser líder de los cocaleros, tendría algún interés en liberar al narcotráfico de los controles represivos a fin de expandir el negocio y por lo tanto, la venta de su materia prima.
Ese mismo día, el editorial de “La Prensa” escoge el mismo tema, sólo que, en su caso, las críticas a la expulsión son frontales. Se escribe que para tomar la medida, el gobierno “parece no preocuparse por mostrar las evidencias” de sus acusaciones. El editorialista afirma sin rodeos que la salida de la DEA “debilita, sin lugar a dudas, la lucha contra el narcotráfico en el país”. Más adelante califica el hecho como “una tremenda irresponsabilidad” y hace notar que la producción de hoja de coca ha crecido mucho en los últimos años.
El 6 de noviembre, “La Prensa” prosigue con su cobertura informativa del tema. Ahora el interés se centra en los bienes de la DEA. El titular reza: “Gobierno se adueñará de mil fusiles y 72 vehículos donados por la DEA”. El uso del verbo “adueñarse” es llamativo, aún más si se aplica a una donación. En la práctica, nadie puede adueñarse de lo que es suyo por transferencia directa. Al leer la noticia, el titular aparece aún más contradictorio. Las autoridades dicen que el Estado mantendrá su propiedad sobre los equipos donados y que gestionará la transferencia de aquellos que están en préstamo. En ningún caso hablan de confiscar nada. Pese a ello, el encabezado del texto sostiene lo siguiente: “El Gobierno reveló la pronta apropiación de al menos dos aviones Hércules, cuatro lanchas tipo piraña, 32 botes para patrullas menores, 33 vehículos y 1.000 fusiles M-16 que fueron donados por Estados Unidos en el marco de la lucha antidroga”. Otra vez, el uso del sustantivo “apropiación” es equivocado, porque dos líneas más adelante se asegura que el objeto de tal apropiación es equipo “donado”.
Acá encontramos un claro intento por fabricar un hecho. En rigor, nada anormal o ilegal ha sucedido, pero el mero uso de verbos ligados a una confiscación da a entender que se trata de un despojo de parte del gobierno. La lectura atenta de los datos proporcionados por el mismo diario confirma lo falaz de la interpretación dada en el titular y en el encabezado.
El 7 de noviembre, “La Prensa” parece encontrar la verdadera razón por la cual se terminó expulsando a la DEA. Su titular dice: “Gobierno expulsó a la DEA por indagar a Evo y a seis masistas”. Más abajo, el encabezado pierde la contundencia inicial cuando señala que dicha indagación fue lo “que colmó la paciencia del gobierno” y “uno de los justificativos” para tomar la decisión. El cambio de línea a línea es ostensible: en el titular aparece como “la” causa, mientras más abajo es solo una de ellas. Adicionalmente, lo extraño es que el espionaje bancario de la DEA tuvo lugar en 2003, cuando el actual gobierno no lo era, y que ese supuesto detonante haya tardado 5 años en activarse. Más adelante se precisa con bastante detalle en qué consistió la labor de la DEA. Se dan fechas, nombres y se señala al responsable, el director de la Unidad de Investigaciones Financieras (UIF). La fuente principal de todos estos datos es el Presidente Morales, pero sobre todo el ministro Quintana. El periódico recoge todas las denuncias, correspondientes a gestiones anteriores y en un caso subraya que no se presentaron pruebas.
El 8 de noviembre se produce el desmentido del gobierno de EEUU. Las acusaciones de Quintana son calificadas como absurdas. El 22 de noviembre, “La Prensa” sostiene que la negativa de Bolivia para que la DEA regrese al país entrabó el intento de reencauzar las deterioradas relaciones con EEUU.
Una vez revisado el material publicado, puede comprobarse que en la evaluación de los medios impresos bolivianos, la DEA cumplía una labor eficaz en la lucha contra el narcotráfico. A partir de esta premisa, unos consideran que es urgente reemplazarla pronto con una potencia similar, mientras otros observan su salida como el inicio seguro de un descontrol del delito. Los temas de soberanía, aportados por el gobierno, carecen acá de valor para los periodistas. Ni reporteros ni editorialistas avalan esos argumentos. Para ellos, lo central es combatir el narcotráfico, sin importar mucho, las circunstancias en las que se lo hace.
Tema 3: Elige a Dios, vota No
Este fue el asunto más debatido durante la campaña hacia el referéndum del 25 de enero. Como ya se dijo, el detonante fue el acompañamiento público de la Iglesia al despegue de la campaña por el No.
En efecto, el 6 de enero, en Sucre, los prefectos opositores organizaron una misa en la plaza principal. Una de las formas en que se dio a conocer el hecho el día 7 es la siguiente (“La Prensa”): “El arzobispo de Sucre, monseñor Jesús Pérez, ofició este martes una misa en la jornada de oración “Defiende tu fe” y contra la aprobación del proyecto de Carta Magna en el referéndum constitucional de 25 de enero, convocado por los prefectos y munícipes de la oposición”. Sin embargo, los datos aportados por el reportero ayudan a entender lo ocurrido de maneras alternativas. De acuerdo a la noticia citada, en ningún momento Juárez se refiere al tema de la Constitución y se limita a orar por la unidad del país. Quien sí da inicio a una campaña política es Charles Suárez, un pastor evangélico que acompaña el acto y toma la palabra para decir: “Antes de honrar a la Pachamama, prefiero honrar a Dios y mi voto será por el No”. En la noticia se percibe un intento inobjetable por sumar a Juárez a estas posiciones cuando se afirma: “El pastor de la iglesia cristiana Charles Suárez y el arzobispo Pérez guiaron el mensaje central del evento organizado en rechazo al nuevo texto constitucional, en lo referente al acápite que trata sobre la religión. Éste excluye el reconocimiento del cristianismo y abre paso “a las creencias espirituales de acuerdo con sus cosmovisiones”, según versa el nuevo texto constitucional”.
La noticia de “La Prensa” juega constantemente con la supuesta adhesión de Juárez a la oposición, pese a lo cual no puede evitar mencionar un dato: “Tras la oración del Padrenuestro, el padre espiritual de los chuquisaqueños concluyó pidiendo bendiciones para todas las autoridades políticas, comenzando por el presidente Evo Morales y sus ministros”.
Por lo visto hasta acá, el manejo de la información es desconcertante. El sujeto principal de la noticia, dado el titular, es Juárez, sin embargo, la voz central resulta siendo Suárez. En ningún momento se destaca la distancia entre ambos, uno lanzando bendiciones a Evo, y el otro, predicando a favor del No.
A cambio de ofuscar esta clara contradicción, se subraya otra, ésta sí real, o quizás provocada: el gobierno se irrita ante el comportamiento de la Iglesia. La noticia dedica varios párrafos a las repercusiones desde el oficialismo. Diputados y ministros fustigan al clero y lo colocan de inmediato en las filas de la oposición. Su fuente de información para desencadenar su enojo es el propio periodismo que ha creado el pleito. El acontecimiento mediático queda coronado con las oraciones transcritas de todos los prefectos opositores. Destaca entre ellas, la del tarijeño Mario Cossío: “Padre, Tú sabes que sobre la patria se ciernen graves amenazas. Tú sabes que los bolivianos tienen miedo. Al calor de las oraciones, nunca nos permitas que tu pueblo pierda la fe, alegría y esperanza. Ayuda a evitar que Bolivia sea una patria de desiguales. Que no nos arrebaten la libertad, nuestra fe y convicciones”.
¿Hubo acaso una cobertura distinta a la señalada? Sí. La noticia del mismo acto, publicada por “La Razón”, nos muestra una secuencia distinta. La distinción comienza ya con el título: “Proyecto de CPE choca con cristianos”. El redactor diferencia desde un inicio las posiciones de evangélicos y católicos. Al referirse a Juárez, “La Razón” informa: “Por su parte, el arzobispo de Sucre (…) pidió que los bolivianos no se dividan. “Tú has querido la unidad del mundo, no la división. Solamente reconociéndote como el único Dios y a Jesucristo, tu hijo, podremos conseguir la unidad. Sabemos que la unidad hace la fuerza, por eso estamos aquí, para pedirte que seamos uno, para proclamar que tú sólo eres el Dios verdadero. Estamos aquí para pedir por la fe en Bolivia”. Esta declaración contrasta claramente con aquellas vertidas por los pastores evangélicos asistentes al acto que expresan un claro repudio al proyecto de Constitución. En un breve sumario de su noticia, el diario pone muy en claro que mientras los evangélicos convocaron a votar por el No, los católicos solo llamaron a la unidad del país.
“Opinión” va incluso más allá. Su titular dice. “Prefectos opositores hacen campaña por el No en jornada de oración”. En esta ocasión, el hecho es enteramente atribuido a los políticos, dejando a los líderes religiosos completamente al margen. La noticia no menciona a Juárez ni a Suárez, excepto en el subtítulo, y solo detalla que estuvieron presentes. Ni siquiera se citan sus declaraciones.
¿Cómo es la cobertura en Santa Cruz? En este caso, “El Mundo” titula: “Autoridades y creyentes reafirmaron su fe en la paz y en el No en Bolivia”. Es interesante leer el encabezado in extenso: “Congregando a prefectos y algunos líderes de 4 departamentos, ayer se llevó adelante las jornadas de oración por la paz, la fe y en un rotundo rechazo al proyecto de Constitución Política del Estado, concentrándose en la capital de Bolivia, Sucre. El mismo encuentro se desarrolló en la capital cruceña y otras ciudades del país en sus diferentes iglesias. Cientos de creyentes de diferentes religiones, se concentraron en un solo pensamiento, formando un día de oración, orando por la familia y el país, las autoridades electas pidieron porque no se deje de lado el respeto a las religiones que abriga el país”. Como vemos se percibe un énfasis en la unión de líderes opositores y feligreses. Acá, una vez más, no se encuentran referencias al respaldo de la Iglesia Católica a la campaña por el No y ni siquiera se menciona a Juárez. Toda la cobertura está concentrada en los prefectos y sus adherentes. El reportero se deja llevar por el entusiasmo del acto y no deja de subrayar la contundencia del respaldo a la causa opositora.
En consonancia con la cobertura de “La Razón” y “Opinión”, y en oposición a la de “La Prensa”, Jesús Juárez, presidente de la Conferencia Episcopal señaló al día siguiente: “La jornada de oración no fue programada ni patrocinada por la Iglesia Católica. Quisiera despejar una duda importante. Ha habido un medio de comunicación escrito que ha dicho que el arzobispo de Sucre, monseñor Pérez, ofició una misa. Eso es falso, monseñor Jesús Pérez ha hecho una oración por la unidad del país”. El prelado se refiere sin duda a “La Prensa” (a estas alturas queda claro además, que el obispo chuquisaqueño apellida Pérez y no Juárez).
A pesar de todo, la oposición trata, sin embargo, de profundizar la zanja fabricada entre el gobierno y el clero. El prefecto Rubén Costa declara: “El gobierno se alimenta de la confrontación, y como ayer fue una jornada de oración y como ellos (los gobernantes) no creen en Dios, no pueden hacer esto, les ha molestado. No nos interesa lo que diga el gobierno”. La acusación de que el gobierno es ateo se hace persistente en labios de los opositores. “La Razón” hace un recuento y revela que la mayor parte de las autoridades se declara católica. El diputado Bernardo Montenegro de Podemos asegura que el MAS quiere cambiar “la fe de los bolivianos”. El 11 de enero, en “La Razón”, el senador opositor Tito Hoz de Vila señala: “esos del MAS que son ateos, aquella gente que no sabe lo que significa darle gracias a Dios por lo que somos, por lo que tenemos y por todo lo que debemos agradecer, dejen de ofender a nuestro Señor”. Al margen de la etiqueta de ateo, Hoz de Vila repudió el spot sobre la religión.
El 9 de enero, “La Prensa” parece cambiar de postura o por lo menos, ensaya una rectificación, Una de sus noticias señala con contundencia: “Los partidarios del No apelan a premisas falsas para campaña”. La noticia refuta uno por uno los argumentos de la oposición traducidos en mensajes televisivos y para ello recurre solamente a los artículos de la futura Carta Magna. Este texto difiere abiertamente de la línea informativa dominante del diario y tiene la característica de que se permite incluso hacer una interpretación propia de los hechos sin recurrir a ningún portavoz en particular.
El 16 de enero, la Iglesia Católica daba a conocer por escrito su posición específica sobre la nueva Constitución sometida al voto. Ningún periódico pudo titular del mismo modo que en aquel día 6. Quedaba claro que el clero tenía simpatías y temores, pero que en ningún caso hacía causa con ninguno de los bandos. El texto eclesial no menciona la posibilidad de que la religión corra peligro. Lo único que advierte al respecto es que el Estado podría tender a reconocer solamente la espiritualidad indígena-originaria. Es más, el texto pondera el reconocimiento de la libertad religiosa por parte de la futura Carta Magna. Pero quizás lo más importante de esta declaración pública tenga que ver con la distancia que toma la jerarquía eclesiástica con la campaña de los evangélicos: “Antes de entrar en el desarrollo del tema expresamos nuestra indignación por la manipulación del nombre de Dios y de la religión en la propaganda relacionada con el referéndum, venga de donde venga”. De esa forma, quedaba disociado el nexo entre Pérez y Suárez, planteada por “La Prensa”.
A pesar de que el documento del clero pretendía equilibrar el análisis y hacer un inventario de pros y contras, la respuesta del gobierno ya sólo tendía a endurecerse. “Irritado” por la misa en Sucre, Evo Morales les recordó a los obispos que ellos fueron consultados en abril de 2006 cuando se redactaba la Carta Magna y que mostraron su conformidad con la redacción final del texto. En el cierre de campaña del Sí en Cochabamba, el Presidente dijo: “No es posible que algunos sacerdotes desconozcan que fueron parte de la elaboración el proyecto constitucional”. La Conferencia Episcopal respondió que si bien había formado parte del proceso constituyente, conservaba objeciones que hizo conocer oportunamente.
El 23 de enero, “La Prensa” hace un inventario completo de las frases presidenciales contrarias a la Iglesia, a las cuales suma las posiciones ya conocidas de “Iglesias Re-Unidas”, entidad que despliega en esos momentos una intensa campaña televisiva a favor del No. La noticia parece querer legitimar el enfrentamiento entre autoridades y clérigos, dándole un sustento histórico de continuidad.
El 16 de enero, en “La Razón”, el columnista Puka Reyes Villa lamentaba que mientras en la futura Constitución expresa que el Estado es independiente de la religión, en el preámbulo del la misma se haya escrito una mención a Dios. Para este autor, aquello mostraría la falta de seriedad de los Constituyentes que elaboraron el texto. Dos días más tarde, Agustín Echalar, otro columnista del mismo diario, sostiene que “aunque resulta ingenuo pensar que los pechoños bolivianos terminen librándonos de la Constitución de Evo, lo cierto es que pueden sumar algunos puntitos al No”. Echalar afirma que meter a la religión al ruedo en tiempos de campaña es una manipulación “al estilo de los masistas” y que una Carta Magna hecha al gusto del Vaticano sería “tan rechazable” como la que ahora se está poniendo a consideración del elector.
Tema 4: El ansia de perpetuación del gobierno
“Yo casi doy por aprobada la nueva Constitución Política del Estado boliviano, la tarea es cómo aplicar, cómo implementar en lo social, económico, político y cultural”, adelantó Evo Morales el 11 de enero en la clausura del VII Congreso Nacional de su partido, celebrado en Oruro. La afirmación mostraba a un jefe político optimista, confiado en la victoria, y con ganas de anticiparse a lo que vendría más adelante, es decir, la aplicación del nuevo texto.
Al día siguiente, el diario “Opinión” titulaba que el Presidente ya da por aprobada la Carta Magna y que “amenaza con aplicarla con decretos”. La frase para justificar el calificativo de “amenaza” fue la siguiente: “Aquí viene la advertencia, si algún parlamentario se opone y no aprueba normas en el Congreso Nacional, basado en el voto del pueblo boliviano, implementaré los decretos supremos para aplicar la nueva Constitución Política del Estado boliviano”. Evo Morales hizo tal advertencia basado en información errónea. Una vez aprobada la nueva Constitución, el rol del Congreso electo en 2005 quedaba reducido a una sola tarea: la aprobación de una ley electoral provisional. En otras palabras, a partir del 26 de enero, el Congreso perdía casi todas sus atribuciones y el país debía esperar a las nuevas elecciones para que sea la nueva Asamblea Legislativa Plurinacional la encargada de aprobar la nueva legislación. En ese sentido, la “amenaza” de Evo carecía de fundamento.
¿Por qué aseguramos que el Presidente se encontraba desinformado acerca de la hoja de ruta en la aplicación de la Carta Magna? La prueba de ello es la siguiente declaración presidencial aquel mismo día 11: "Quiero confesar... mi miedo, porque algunos expertos me dicen que para aplicar la nueva Constitución Política del Estado necesitamos mínimamente 100 leyes, eso es mucho, claro es un proceso. Para eso hay un equipo de ministros, expertos y representantes de los movimientos sociales van coordinando que leyes hay que priorizar, en que temas". Morales creía en ese momento que dichas normas debían ser aprobadas por el Congreso vigente, lo cual, en efecto generaba una presión para que dicho órgano legislativo coopere con el nuevo orden.
La confusión de Morales quedó despejada el 14 de enero cuando el Ministro de Defensa, ex presidente del colegio de abogados, aclaró cuál era la única función del Congreso después del 25 de enero. ¿Para qué amenazar a quién ya no decide nada? Aunque este procedimiento ya estaba previsto en la futura Constitución y había surgido del acuerdo de octubre con la oposición, “La Prensa” hace pensar a sus lectores que, en realidad, se trata de un plan urdido por el MAS para después del 25 de enero.
Por otra parte y de forma adicional o paralela, durante aquel discurso, la declaración de Morales más explotada por los medios fue la siguiente: “"No estamos de paso por el Palacio, no estamos visitando el Palacio, hemos llegado al Palacio para toda la vida". ¿Cómo se tituló la noticia? “El Mundo” puso: “Evo Morales dice que quiere el poder para toda la vida”. Sintiendo que descubre algo nuevo, “La Prensa” dijo: “El MAS abre sus cartas, después del 25 no quiere que el Congreso legisle”. “La Razón” colocó: “Evo amenaza con decretazos tras la consulta de la CPE”.
En cada una de estas noticias, la oposición hace un verdadero festín de declaraciones de condena. Veamos algunas: “a los tiranos les incomoda la democracia y peor el Congreso, pero no sería nada nuevo, lo nuevo va a ser cuando don Evo Morales se comprometa a cumplir las leyes” (senador Roger Pinto), “no es algo nuevo, porque el Presidente ha vivido con decretos los tres años que tiene de gobernar... sabemos que la manera que le aconsejan de manejar el Gobierno nacional es una manera dictatorial” (diputado Arturo Murillo), “si el Presidente dice que ‘Me quedo para toda la vida’ y ‘Voy a gobernar por decretos si no sacan las leyes’, lo único que está haciendo es pedir al pueblo para que vote por el No al proyecto de Constitución. Hay mucha gente indecisa que hay en el país. Pido al Palacio que tenga una línea de prensa, por Dios, lo único que quieren es sepultarse” (diputado Wilman Cardozo), “la única forma de frenar esos propósitos es votando contra el proyecto constitucional que nos quieren imponer este 25 de enero” (dirigente John Cava), “el Presidente quiere quedarse (en el poder) como Fidel Castro, eso quiere él para siempre y eso está buscando” (prefecta Savina Cuéllar), “el Presidente reveló su verdadera intención de manejar el país como si fuera su propiedad. La democracia está en riesgo” (prefecto Mario Cossío), “es el anuncio de una próxima implantación de una dictadura en el país, esto constituye un síntoma más de una mentalidad que va camino al totalitarismo, el modelo que quiere el MAS” (dirigente Carlos Dabdoub).
En las filas del oficialismo cunde la confusión. Mientras el ministro San Miguel aclaraba que la hoja de ruta de la aplicación de la Constitución implica la espera de nueva legislación para 2010, el senador Félix Rojas persevera en el error del Presidente y lo agrava diciendo: “Hay que cerrar el Congreso y que sea el Ejecutivo el que lleve a cabo, a través de esos decretos, todos los cambios”.
Una frase pronunciada por Morales en la ocasión queda prácticamente sepultada en medio del escándalo: “Es un camino sin vuelta, es irreversible, quien sea que lo provoque, jamás podrán parar esta revolución democrática. Ustedes son los verdaderos movimientos sociales y no deben soltar esta revolución, con o sin Evo debe garantizarse”. La cita aparece en la edición de “El Mundo” el 12 de enero. Su importancia es clave para comprender la lógica presidencial. Morales nunca se refiere a él, no dice que ha llegado para quedarse él en el poder, está hablando constantemente de un “nosotros”, que son los movimientos sociales y los militantes de su partido. Los encabezados de las noticias referidas al tema tienen que enfrentar, a momentos, este cambio de persona gramatical. Mientras ponen a Evo en solitario en el titular, tienen que verse obligados a hablar en tercera persona plural en el momento de hacer la cita. “El Mundo” aclara bajo el titular que eso de quedarse “toda la vida” en el Palacio, es el objetivo del partido, no del Presidente. “La Razón” altera abiertamente la cita abriendo una noticia del siguiente modo: “Al haber anunciado ante sus partidarios que se quedará en el Palacio “para siempre”, el presidente Evo Morales confesó el fin de semana que su objetivo es perpetuarse en el poder, advirtieron ayer políticos de la oposición”.
Coberturas de este tipo permitieron que diversos columnistas dijeran: “don Evo está decidido a ir mucho más lejos de lo que permiten los principios fundamentales de todo Estado democrático de Derecho” (José Grammunt de Moragas) o “muchos ingenuos hubo, en el último referéndum, que se echaron tierra a los ojos para no ver lo que ya desde el 2006 estaba a la vista: la “refundación” del Estado bajo el signo de la condición vitalicia de la Presidencia” (Jorge Siles Salinas).
Conclusiones
Una vez analizadas 100 páginas de textos de cobertura en cuatro diarios nacionales, que actuaron durante la campaña hacia el referéndum del 25 de enero de 2009, se podría arribar a las siguientes constataciones:
Tres y no cuatro temas dominaron en el periodo noviembre-enero. Estos fueron la expulsión de la DEA de Bolivia, el rol de la religión en el nuevo Estado Plurinacional y la supuesta ansia del gobierno por perpetuarse una vez aprobada la Carta Magna.
El manejo periodístico de esos temas afectó, sin excepciones, la imagen del gobierno.
En el caso de la DEA, los medios impresos dejaron claro que creen en la efectividad de este organismo. Esta es una discrepancia de partida con el gobierno. La posición más benévola con las autoridades puso en claro su preocupación por la forma en que la DEA podía ser reemplazada (¿se podrá sustituirla adecuadamente?). Sin embargo la posición dominante en los medios fue más allá. Se impuso la idea de que la retirada de la DEA fortalecía al narcotráfico.
El segundo tema vinculado a esta noticia fue la aparente confiscación de equipos y vehículos de la DEA por parte del gobierno. Acá hubo un manejo incorrecto de la información por parte de “La Prensa”, tratando de provocar alarma ante la apropiación de material donado.
En el caso de la religión, “La Prensa” informó erróneamente sobre la participación de la Iglesia Católica en el rechazo a la futura Constitución. Las demás coberturas, incluso las más hostiles al gobierno, no consignaron el dato. La misma Iglesia católica se encargó de desmentirlo. De todos modos los efectos de esta adulteración de lo ocurrido fueron patentes. Desinformado, el gobierno atacó al clero y surgió un conflicto exclusivamente atizado por los periodistas.
La oposición también pescó en río revuelto y aprovechó para calificar de ateo al gobierno. Una investigación de “La Razón” probó que esto no era cierto.
En el caso de los supuestos afanes de perpetuación del gobierno, el periodismo impreso aprovechó un error del Presidente, y lejos de aclararlo, impulsó su profundización. Conociendo o no que la hoja de ruta de aplicación de la Carta Magna implicaba formalmente la “congelación” del Congreso hasta la elección de diciembre, el periodismo logró numerosas repercusiones condenatorias a las “amenazas” presidenciales.
Algo aún peor ocurrió con la declaración de Morales sobre la llegada de los movimientos sociales a Palacio. El periodismo le atribuyó a Evo deseos de perpetuación en el mando a pesar de que el Presidente fue claro al señalar que el proceso de cambio era irreversible con o sin él y que quienes habían llegado para quedarse eran los actores masivos que ahora lo acompañan.
Por todo lo señalado, puede afirmarse que, en efecto, existe un alineamiento muy claro entre propietarios y trabajadores de los medios. La cobertura refleja y coincide con claridad con los miedos de los editorialistas. La sospecha de que hay un proyecto totalitario en marcha brota en todo momento ante el menor indicio. Las maneras de hacerlo verosímil son, en muchos casos, forzadas.
Los medios impresos analizados hacen oposición al gobierno de manera militante. Para ello consiguen revertir toda noticia que tienda a favorecer al Poder Ejecutivo. En tal sentido, puede probarse que, al menos los medios analizados, se sumaron a la campaña por el No, usando las técnicas del periodismo y transformando a los propios portavoces del gobierno en herramientas útiles.
Commentaires