"La Fortuna del Presidente": una reseña
El libro del diputado Andrés Soliz Rada fue presentado pocas horas antes de una conmoción inimaginable. Carlos Palenque asistía al acto en el edificio del Poder Legislativo y esa era para él una de las últimas veces en que las cámaras de televisión lo registraban con vida. Luego vendría el terremoto funerario que todavía sacude los cimientos de Condepa.
“La Fortuna del Presidente” es sin duda el arma política de un parlamentario en contra de lo que él considera un poder similar al que ostentó Simón I. Patiño antes de 1952. Soliz lanza sus dardos más afilados sobre los hermanos Gonzalo y Antonio Sánchez de Lozada, a quienes sigue los pasos cuidadosamente desde su incursión en el mundo de los negocios hasta su dedicación plena a la política.
Lo central, lo accesorio
El fragmento más discutido del libro es el que sostiene que Goni carece de título profesional. Al respecto el ex presidente sostuvo que lamenta haber mostrado su título después de la denuncia, porque “hubiera sido mucho mejor que la gente piense que es autodidacta”. Consultado sobre sus estudios en la Universidad de Chicago, Sánchez de Lozada los calificó como “una absoluta zoncera”. El mismo Soliz afirma que ese no es el dato más relevante de “La Fortuna del Presidente”. “A mí me llama la atención que cuando me toca hablar de estos temas, los hermanos Sánchez de Lozada siempre mandan el título, lo que quiere decir que el resto no se puede defender”. Y ¿qué es el resto?
La acusación de Soliz contra los hermanos Sánchez de Lozada podría resumirse en tres palabras: “tráfico de influencias”. Estos son los principales cargos y nos limitamos a resumirlos:
Cuando Goni inicia su gobierno, la Casa Militar distribuye el currículum del Presidente. En él que se dice que pidió licencia de la presidencia de Comsur, su empresa minera, entre 1979 y 1998 debido a nominaciones para el Poder Legislativo y Ejecutivo. Soliz asegura que está en condiciones de demostrar que Goni firmó contratos como presidente de Comsur incluso en 1985.
En 1984, Goni es diputado nacional y habría recibido divisas preferenciales del Banco Central. El artículo 54 de la Constitución señala que ni el presidente ni el vicepresidente ni diputados ni senadores pueden obtener ventajas del Estado.
En 1985 se hace la concesión de mina Bolívar a un consorcio finlandés argentino. Este contrato es anulado en 1988 con base en tres informes, el del contralor Antonio Sánchez de Lozada, el del Ministro de Planeamiento, Gonzalo Sánchez de Lozada, y el del ministro de Minería, Jaime Villalobos. Unos años después la misma mina es adjudicada a Comsur. Soliz cuestiona que los anuladores de entonces sean los mismos que se beneficien más tarde de la adjudicación.
La Comibol establece que entre 1961 y 1978 la Comsur debe pagar 700 dólares mensuales por el alquiler de mina Porco. Su utilidad neta era de 130 mil dólares mensuales. Soliz califica a esa cantidad de irrisoria. Sin embargo examinando los testimonios resulta que estos 700 dólares se fueron acumulando sin ser pagados, hasta que finalmente fueron condonados por el Estado.
En 1980, Goni compra de la empresa minera Orlandini, el 50 por ciento de las acciones de mina Martha. En la minuta de venta figura la suma de 1.200 bolivianos. Sin embargo un documento reservado confiesa que valía un millón 200 mil dólares. Soliz denuncia evasión tributaria.
Durante el gobierno de Goni se aprueba el Decreto 23670 de 9 de noviembre de 1993. Mediante esta disposición se rebajan los fletes ferroviarios, las tarifas eléctricas y los precios del gas natural para la minería mediana en general. Soliz afirma que Comsur es la empresa más beneficiada con 14 millones de dólares.
En 1992, la Comsur paga 4 millones 200 mil dólares de impuestos, en 1993, con Goni Presidente, sólo 450 mil dólares. Soliz asegura que la rebaja se debe a una ley que tenía que favorecer a los cooperativistas mineros.