Iñigo Errejón: "Me enamoré de Bolivia"
Iñigo Errejón hizo un orificio en su ajetreada agenda y se vino a Bolivia. Quería volver a respirar estos aires, antes de volverse a sumergir en su España natal, donde acaba de poner en práctica algunas de las ideas cosechadas por acá. Fue testigo directo de nuestro proceso constituyente en Sucre y no ahorra simpatías por Evo Morales. En mayo dirigió en su país la campaña de una nueva agrupación política, PODEMOS, que ha sido la sensación de los recientes comicios para el parlamento europeo. Con él conversamos en ERBOL.
P: En Bolivia no eres precisamente un recién llegado…
IE: Yo conocí este país en el 2006. Fue entonces cuando me enamoré personal, intelectual y políticamente de lo que estaba en curso acá. Decidí hacer mi tesis doctoral sobre Bolivia y eso marcó cuatro años de vivencias, de estudio, y de trabajo en torno al proceso de transformación política en Bolivia.
P: ¿Qué encontraste al terminar tu tesis?
IE: Fue una tesis sobre la construcción de hegemonía en el MAS, estudié cómo hubo una agenda que logró integrar al resto. La estudié en relación al regionalismo conservador del oriente, y finalmente cómo eso se resolvió a favor del proyecto nacional que conducía el MAS.
P: Se dice con frecuencia que para ello, el MAS se ha convertido en un partido de derecha…
IE: La hegemonía es una cuestión de equilibrios. Nadie la construye siendo el mismo de cuando empezó. Esto no significa tener una posición cínica que dice “vale todo”. No, no vale todo, hay límites, pero es verdad que la hegemonía tiene que ver siempre con la posibilidad de integrar al otro en forma subordinada. Claro, uno tiene que medir, en cada caso, cuánto integra, cuánto deja fuera y esa es siempre una problemática de tensiones que tiene que ver con la correlación de fuerzas, con cuánto se puede avanzar y cuánto hay que negociar.
P: ¿El MAS habrá vendido su alma en el camino?
IE: No comparto esa tesis. Los procesos de transformación son siempre menos que las potencialidades y expectativas que despiertan. Son siempre necesarios, imperfectos y abren expectativas. Hasta cierto punto, deberán ser superados por construcciones mejores, más audaces que vayan más allá, pero creo que hay que medirlos y evaluarlos por lo que son capaces de hacer. En mi opinión es mucho lo modificado. Hoy podemos imaginar más cosas, como resultado de la apertura del tiempo histórico en Bolivia. Eso me parece un dato positivo, aunque como todos los procesos hay contradicciones. Todo proceso siempre es una cosa delicada, conflictiva y contradictoria.
P: ¿Hay cosas que aprendidas en Bolivia, te sirvieron para tu carrera política actual en España?
IE: PODEMOS, la formación a la que pertenezco, no hubiera sido posible sin el aprendizaje de la ruptura de algunos sistemas políticos de América Latina. No para copiarlas, pero sí para leer algunos componentes de cómo en momentos en los que hay una crisis general en un momento político, se abren los espacios para una irrupción de los sectores que ayer eran subalternos o subordinados y que hoy pueden protagonizar un cambio.
P: ¿Cómo explicas que en apenas cuatro meses, PODEMOS haya logrado el 8% de los votos en España?
IE: Yo destacaría tres elementos: el primero, el movimiento de los indignados, la mayoría de los cuales hacia su primera experiencia política. Un buen día se echa a la calle y dice ya basta de que las instituciones públicas funcionen a nombre de una minoría. La mayoría son jóvenes, pero lograron generar un cambio en la cultura política de amplios sectores del país. Eso no cambió nada en los equilibrios del sistema político, pero sí en la sociedad civil, por debajo.
El segundo elemento fue una práctica continuada de muchos de nosotros, y en particular, de Pablo Iglesias, el que fue cabeza de lista al Parlamento europeo, en la televisión, adónde comenzó a asistir como comentarista. Entonces empezó a servir casi de símbolo para mucha gente que no estaba organizada. Esa fue la principal herramienta de visibilización para la campaña.
El tercer elemento es, como dije, nuestro aprendizaje de las experiencias políticas latinoamericanas de que en momentos de descomposición orgánica, en que las élites viejas ya no convencen, hay posibilidades de que con nuevos liderazgos se pueda abrir una nueva fase política. Y ahí nos lanzamos.
P: ¿Crees que se pueda romper el bipartidismo en España?
IE: Se despertó una ilusión creciente. Recogiendo ese espíritu nos dijimos que la política no puede ser: tener que elegir entre una cosa y su igual, entre lo mismo y lo mismo. Para que haya democracia, uno tiene que poder elegir entre cosas sustancialmente diferentes. Y vamos a intentar romper esa resignación que es necesaria para el gobierno neoliberal. Hicimos una irrupción para intentar romper eso con muy pocos recursos, pero creo que con una lectura que a la postre se mostró adecuada a la situación y con un clima social de mucha deslegitimación de los de arriba.
P: ¿Cómo evalúas ahora las cifras electorales en concreto?
IE: En las últimas elecciones de 2009, partido socialista (PSOE) y partido popular (PP) en España habían sumado el 82% de los votos. Tan solo cinco años después, suman casi el 49%. Esto significa que juntos no llegan ni a la mitad de los votos. Significa que se han quebrado además los vasos comunicantes. Antes, lo que perdía el partido A, lo heredaba el partido B y en ese juego de: uno sube, luego el otro, se mantienen a salvo las grandes cuestiones de la política nacional que no se discuten, porque los dos están de acuerdo con ellas. Pues eso se ha roto, porque uno perdió 2,6 millones de votos y el otro, en lugar de cosecharlos, perdió 2,5 millones de votos. Se rompió también el monopolio de la representación política, la idea de que las mayorías políticas en España tienen que pasar por ellos. Y ¿qué pasó a continuación? Todo empezó a ir muy rápido en España, desde el 25 de mayo hasta hoy, que apenas han pasado unos meses, se ha ido un rey, y ha venido otro. Han hecho una ley constitucional muy rápido, porque los dos partidos dinásticos no estaban seguros de que después de las siguientes elecciones parlamentarias vayan a tener la mayoría de dos tercios necesaria para hacer la sucesión. Así que se apresuraron a cambiar a un rey viejo para poner a uno que es lo mismo, pero que como es un poco joven, puede construir una nueva imagen. Además, dimitió el jefe del partido socialista, y el partido tuvo que poner un joven al que le quitaron la corbata y le pusieron a decir cosas que se parecían los más posible al discurso de PODEMOS, porque desde el 25 de mayo todos los actores políticos parecen viejos y tienen que apresurarse a parecer jóvenes. Las elecciones sacudieron tanto que todos tuvieron que correr a parecer nuevos. Eso significa que ha abierto un tiempo político muy interesante y muy acelerado en el que pueden pasar cosas inesperadas.